#Trama 1 - Gala de Beneficencia (Antes de la Purga)

Desde que asesinaron a mi padre, asistia a esa fiesta, sabia que muchos la criticaban ya que aunque era para ayudar a los demas, pocos creian eso, aun asi mi razon por la que hiba a la fiesta, no era para criticar eso o ver a la gente rica lucirse, desde hacia dos años lo unico que queria era poder hablar con el gobernador, solo una charla, donde poder pedirle que parase esto, darle mis razones y las de muchos otros para que viera que esto solo era una matanza, algo que no lo llevaria a nada.

Segun Bobby era una perdida de tiempo el querer hablar con el, para muchos el era un malvado que nos torturaba cada año, para mi tambien, pero aun asi tenia que intentarlo. Me puse un vestido elegante, y fui a la fiesta, me encontraba en la antesala, pero ya podia escuchar la musica de fondo, el suave taconeo de otras invitadas, camine hasta la sala, pero al ver a tanta gente casi estuve por volverme atras, pero no, tenia que ser valiente y almenos intentarlo, aunque estos tacones me matarian quizas esta noche

"... así es nuestro deseo invitarle a la Gala Benéfica por cortesía de Bastiàn Joseph Rothstein y Cheryl Broodway."

De esa manera finalizaba la elegante invitación enviada al Departamento de Policia de NY que Alan sostenía en sus manos, mirando algo incrédulo a su superior por haber sido elegido para asistir a ella.
Aquello parecía hecho a medida, los últimos acontecimientos en recientes investigaciones le indicaban que algo sucedería en esa gala y aunque él la había evitado hasta el momento, al final las circustancias le obligaban a asistir.

- Parece que tendré que lucir mis mejores galas durante esta noche.- Dijo a modo de despedida mientras salía del despacho de su jefe de unidad.

Mientras conducía hacia su destino, le venían a la mente las imagenes e informaciones que tenía sobre los organizadores ( Mucha sonrisita y buena pose, pero bien es sabido que el poder lleva del egoísmo y a la corrupción y de aquí a delinquir...) sus pensamientos le acompañaban a lo largo de la eterna y oscura carretera.

Sonreír y fingir que nada pasaba era una de las tareas que tenía asignada Cheryl el día de hoy, porque sin duda, después de un tiempo estaba regresando al lugar que le había condenado una etiqueta invisible en su frente. Se encontraba en el momento justo donde terminaba de arreglarse, quedando aún cuarenta minutos de camino.

Un poco de labial rojo, le daría vida a tan pálido rostro que cargaba en ese momento, se encontraba un poco nerviosa, siempre en este tipo de eventos algo salía mal y siendo ella una pieza fundamental, que ocurriera un evento de proporciones enormes e incontrolables sería la cereza del pastel en su expediente.

Camino por el pasillo de su habitación en su paso tomo una carpeta, la cual tenía la lista de invitados, su tablet y por último los dos móviles. Al salir del edificio la limusina la esperaba para llevarla al lugar a su destino.

Cheryl glam outfit :

Las fuentes murmuran bajo el auténtico cantar de los coloridos pájaros con la llegada de la primavera, sí, Vivaldi habría tenido la intención de transmitir aquello con cada movimiento de los instrumentos que ahora imitaban los de la orquesta de cuerdas al fondo de la sala de eventos, una estancia perfectamente ornamentada entre dorados y beiges, pero la presentación de una feliz primavera parecía distante entre aquellos montones de costosas telas. Soy como Cristo, había dicho. Al menos, no podría decirse que Cheryl —encargada de la decoración— tuviese mal gusto.

Los eventos sociales no significaban una molestia para Bastiàn, se acostumbró a ellos como los peces habían admitido el agua, no obstante, aquella noche una profunda tensión se calaba en cada uno de sus músculos, aún cuando sonreía apacible, saludando a cuánto imbécil cruzaba el adornado umbral.

Muchos allí ni siquiera se reflejaban en la lista de invitados, ¿y qué sabían de todo aquello?, ¿era una recolección de fondos para los estadounidenses sin hogar?, ¿para la creación de un refugio animal? No. Una maldición se formó en su mente, aún con los labios sellados, la creciente amalgama de incógnitos acompañantes le disgustaba. Sin contar aquel otro asunto, ese que le tenía en un estado de verdadera cólera, nadie jugaba con él y salía sobre sus pies para contarlo. Inclinó la cabeza para observar el móvil un instante, ¿dónde mierda estaba Cheryl? Allí venía otro infeliz a saludarle con una euforia impropia. Los autógrafos van después de la medianoche.

Se vistió de gala aquella noche, con uno de esos vestidos dorados que tanto le gustaban, después de todo no era un evento deseado, pero si oportuno. Se arregló hasta que llego el coche por ella, descendió las escarleras, tomó la mano del hombre y camino hasta el coche. Llego de la mano de Nathan, había tenido que convencerlo de ir, después de todo él era la parte impulsiva de la organización, detestaba los eventos hipócritas y sin sentido, para la rubia era más que eso, era una posible oportunidad para escalar un eslabón más hacía donde ella deseaba ir.

Estaban allí las personas más influyentes de la ciudad, reconoció a importantes empresarios que también habían notado su presencia, sonrió por la cara de algunos a los que la infidelidad se les notaba hasta en la sonrisa, ¿Por qué razón creían que con la presencia de la amante en el mismo lugar que la esposa sería descubierto?. Ignoró todo ello y camino apacible por el lugar estrechando la mano de todo aquel a quien Nathan decidiese presentarla, no tenía idea bajo que papel a estaba colocando, pero ella solo seguía la recorriente. Sus ojos reposaron un momento en Bastian y el desagrado en su cara, sonrió, sabría que lo conocería más a fondo con el paso del tiempo, o al menos en ello estaba trabajando. Continuó estrechando la mano de empresarios que ya conocía, continuando con las formas que Nathan estaba llevando acabo, se deleitó con la hipocresía de aquel lugar, todos ellos pudientes empresarios, adinerados, fingiendo preocuparse por aquellos sin recursos, políticos que declaraban la guerra a los delincuentes cuando eran los primeros proveedores de narcóticos que se podía encontrar, sonrió ante aquel mundo lleno de mentiras, ellos estaban allí para apoyar la purga después de todo formaba parte del mentiroso mundo, y por supuesto de la actividad.

Querido, iré por una copa. Ya regreso –murmuró soltando el brazo de Nathan caminando hacia el mesero para tomar dos copas-

Mierda. Si que odiaba estas cosas. Si había asistido a la gala a beneficio había sido únicamente por dos razones principales: porque él era uno de los Rothschilde, uno de los miembros de una de las familias más importante de Estados Unidos y porque Angee Myeers, nueva integrante de su banda hace unos meses le había convencido de hacerlo. El segundo motivo era bastante más importante a sus ojos que el primero. Aunque Nate siempre se había caracterizado por ser un hueso duro de roer y no le fue sencillo a ella hacerle ceder en su posición. Fueron semanas enteras de intentos: ahora cariños y palabras sugerentes y sensuales, otrora mamadas de las más profundas y fantásticas que un hombre pudiese recibir jamás, trabajos más que eficaces cuando la enviaba a "misiones". Al final, tanto había ido el cántaro a la fuente que terminó cediendo y aceptando acompañarla. Era extraño. Habían pasado unos meses desde que la había conocido y Nathan se dio cuenta de lo absolutamente bien que congeniaban. Le agradaba sobremanera estar con ella, al punto de que no pasó demasiado tiempo hasta que Nathan la erigió en su mano derecha.
El viaje hasta el hotel donde se desarrollaría el evento fue corto y poco interesante. Bueno si, hubo de interesante que, en el asiento trasero de la limusina donde viajaban se la pasaron besándose y manoseándose de manera apasionada, aunque procuraban no arrugar ni deshacer demasiado sus ropajes, aunque lo único que Nate quería era que ambos se librasen de aquella maldita indumentaria tan estúpidamente formal, iba vestido de manera impoluta, pero aún así, le incomodaba un poco, más por la situación de una reunión tan hipócrita que por la tela en sí.

Pero bueno, llegaron por fin al hotel y bajaron del coche. Entraron al salón donde se desarrollaría la gala y lo primero que vio Nate fue, precisamente, a todas esas damas y caballeros ricachones con sus vestidos y trajes más formales.
Asintió con la cabeza cuando Myeers mencionó que iría a buscar unos tragos. Cuando ella se alejó, él buscó alguna cara conocida con la mirada y encontró una. Una que no era de su agrado, pero que le era conocidísima. Allí estaba su padre, Jacob Rothschilde. Un hombre delgado y de cabellos rubios con algunas hebras plateadas, vistiendo un traje muy elegante y formal. De aspecto serio y mandíbula cuadrada. No era que tuvieran la mejor relación, no con el menor de sus hijos.
- ¡Papá!- saludó Nate en manera irónicamente jovial.
Jacob apretó los dientes.
- Nathan.- dijo con sequedad- No esperaba verte aquí. Creí que odiabas esta clase de eventos y que preferías pasártela jugando con tus drogas y tus putas.
- Bueno. Admito que eso es bastante más divertido que esto, la verdad, pero tenía que venir y dar el ejemplo como buen hijo pródigo ¿no? - le guiñó un ojo de manera descarada para soltar una carcajada. Allí a lo lejos vio a Angee que ya había terminado de ordenar las copas que había ido a buscar. Le hizo una seña con la mano para que se acercase. Cuando la rubia estuvo a su lado, el joven Rothschilde sonrió para decirle:
- Angee, quiero presentarte a alguien. Éste es Jacob Rothschilde, mi padre y dueño de una de las casas financistas más importantes de Estados Unidos: la Rothschilde Brothers. Papá, ésta es Angee Myeers, mi "mano derecha", por así decirlo.- pero entonces Nate se dio cuenta enseguida de que algo iba mal. La expresión de su padre fue como si hubiese visto a un fantasma. Además palideció de manera descomunal. Y Angee tampoco parecía sobremanera feliz de ver al hombre. Curioso, preguntó: - ¿Se conocen, acaso?

Empezaba a llegar mas gente, y no conocia a nadie, por que no vine con Bobby o Gina? almenos ahora no estaria tan aburrida. A medida que entraba mas gente, les mire y les salude timidamente bajando mi rostro, el vestido de gala tampoco ayudaba mucho para estar de pie, pero bueno, aun no habian llegado todos, ni muchos menos, esperaba ver a Austin, seguro que con el almenos tendria algo de conversacion.

Camine hasta un camarero para tomar una copa, la verdad es que no bebia pero si a tenia en la mano no me sentiria tan fuera de lugar, cuando fui a por la copa una muchacha rubia, muy guapa tambien hacia lo mismo, asi que la salude:

-buenas noches-la mire- llevas un vestido precioso-sonrei timidamente con la copa en la mano, esa muchacha estaba acompañada, por un joven rubio por lo que vi...todos tenian pinta de ricos, de ricos y guapos y la verdad es que me sentia algo fuera de lugar, como me gustaria ver entrar por esa puerta a un angente de policia que simplemente me fascinaba, pero no veia entrar a nadie. Me quede quieta en un adecuado segundo plano, mientras la gente seguia llegando

Yo odiaba a los politicos y ellos a mi, era algo que todos sabian y que nadie descubriria ahora, seguramente tendria alguna conversacion tensa, hasta podria ser que hubiese alguna agresion verbal que otra, pero la noche no seria lo mismo, sin eso...

Sali de mi limusina y entre en a sala, todo estaba perfectamente decorado, mujeres hermosas, hombres engalanados y 20 camareros dispestos a darme del mejor champagne, tome una copa y lo agradeci:

-muy amable joven-dije mientras veia a Cheryl, era politica, pero hermosa a rabiar, tambien mi vista se fijoen una muchacha de cabellos rojizos, me era familiar, pero su edad...era muy joven para que hubiera coincidido con ella en algun lugar, quizas la habia visto en la universidad o...no lo sabia, pero su rostro me era familiar, se parecia muchisimo a...a una mujer con la que habia hecho negocios en europa, pero los parecidos son algo comun.

Me acerque lentamente a Cheryl y la vi con su tablet, esa mujer era incapaz de desconectar:

-trabajando incluso esta noche señorita?-bebi un poco de mi copa- nos ahorrariamos todo este trabajo de anular la purga-sonrei- lo conseguire, tarde o temprano voy a eliminar esa barbarie

Alan asisitía a aquella fiesta como representante del Departamento de Policía de Nueva York y como tal iba vestido para la ocasión con el uniforme de gala.

Tan solo entrar en aquel gran salón la bulliciosa actividad que en él tenía lugar envolvió a Alan entre musica clásica, sonrisas y alagos de unos a otros personajes de todas las altas categorías del país. Alan quería dirigirse a los organizadores de la fiesta para mostrar sus respetos y agradecimiento en nombre del NYPD. Puesto que actuaba como una figura pública debía pasar por todo aquel juego de saludos y estrecha manos.

En pocos segundos pudo distinguir a aquel importante político, Bastiàn J. Rothstein, desde el primer momento se había convertido en el centro de todas las miradas.(Un personaje magnético sin duda.) pensando en tan importante personalidad Alan se dirigió hacia él, con su gorra de plato bajo el brazo, extendió la mano que le quedaba libre a modo de saludo hacia aquel hombre:
- Agente Alan Dredd, en nombre del NYPD, le agradezco la invitación a este importante evento y espero que todo vaya según lo previsto Sr. Rothstein- Alan deseaba como el que más que todo marchara sobre ruedas, pero sabía que algo se cocía en ese lugar y el político que estaba ante él sabía perfectamente de qué se trataba.

Spoiler:

No queria ir, no era lo mio, ¿De cuando aca asisitia a benefecencias? no era lo mio, lo odiaba, muchas caras falsas como sus pestañas y sus putas apariencias, pero era lo que habia y tenia que participar del desfile de caras y pestañas falsas.

Para esta noche me habia decidido por llamar la atencion, tal vez muchas llevarian vestidos de gala, pero el mio era de gala, rojo y bueno, solo yo lo llenaba, aun no estaba segura por que iba a ir, pero iria y ese es el jodido punto y cuestion de esto.

No tarde demasiado en arreglarme, no soy de tardarme, fue rapido, asi que en cuanto termine el chofer de El me recogio y me llevo en el BMW que me habia regalado por mi cumpleaños 28, tan lindo como siempre. A penas llegue y dios mio, se habian lucido, era un lugar hermoso, lujos y por que no, bastante fino, me gusto muchisimo, me sentia comoda, en un hambiente que aunque no era el mio, me hacia sentir como una princesa. Al entrar se que llame la atencion, muchas miradas se posaron sobre mi, no me parecia extraño, estaba fabulosa, como siempre, pero hoy, llamaba mas la atencion que de costumbre, mis ojos azules y yo como tal, llamaba la atencion, de inmediato tome una copa de champagne y la alce brindando por la atencion que me prestaban, por la fiesta, por todos.

How She look like:

“¿Por qué diablos me llegó una invitación del evento a mi?” Se preguntaba Reigns mientras caminaba por el gran salón, quizás su intento de pasar desapercibido no era bueno, un hombre de su estatura y masa corporal no estaba habituado a ser visto en lugares así, o sí era visto en lugares así, era con un trasmisor en la oreja cómo jefe de seguridad. –Así que está es la crema nata de New York. –Dijo para sí mismo.

Seth se vistió de negro, como habitúa a hacerlo, con saco negro, chaleco negro, camisa negra y corbata negra satinada, pantalón negro y zapatos… obviamente negros, había recortado su barba y se había dejado el candado, también iba con el cabello recogido. –La verdad sí me confunden con alguien de seguridad no sera raro. –A lo lejos podía ver a los organizadores, de los que más desconfiaba. También estaba el oficial Dredd, ironico cómo su apellido le recordaba al juez Dredd y en especial porque tenía un aire de justiciero que le parecía curioso.

Seth llamó a un mesero y le pidió un scotch a las rocas, y mientras esperaba empezó a detallar más el lugar, decoración impecable, "sí hubiese tenido tanto dinero la contrataba para decorar mi boda" pensó. por el momento estaría en las sombras, cómo Batman, esperando a ver a quien podía abordar, un saludo lleno de falsedad no quedaría mal, por ahora solo a esperar, la noche apenas comenzaba.

No es que el hotel donde se había arreglado estuviese lejos del de la gala, pero el desfile de celebridades, políticos y el resto de la crema y nata del país, parecían alentar el tráfico. Observando por la ventana del auto, Victoria se alegró de que al menos Ezra fuera una compañía agradable. En los últimos meses eran contadas las ocasiones donde había podido salir de su confinamiento, casi siempre para acompañar a un hombre con urgencia de meterse debajo de su falda. Pero era distinta esta vez y era un alivio para ella…

Aun si la ciudad estaba llena de edificios hermosos, aquel hotel sobresaltaba, definitivamente el organizador se había esmerado en ello, por cualquiera que fuese la razón para aquella fiesta. Espero que Ezra abriese la puerta y con delicadeza, que de tanta practica ya lucia completamente natural, tomó su brazo mientras una suave sonrisa caminó con él hasta la entrada mientras la suave tela de su vestido parecía ondear a cada paso que daba. En recibidor pudo distinguir a Bastiàn a lado de una atractiva mujer; sostuvo la mirada de él por un momento, un simple gesto de reconocimiento que era suficiente para entender que su tarea había comenzado.

“Las cuatro estaciones” seguía siendo reproducida por la orquesta, al tiempo en que invitado tras invitado se paseaban por los pulidos pisos de las diferentes estancias, resultaba irrisorio aquella amalgama de personajes en una sola estructura. Angee, la encantadora destripadora rubia y más allá, el correcto e inoportuno Bruce acabaré-con-la-purga Jackson, sí, continúa intentándolo.

Sus cavilaciones fueron interrumpidas por una grave voz, se encontró entonces con un uniforme policial y un saludo de rigor, que destilaba los años dentro de algún cuerpo miliciano. —Sea bienvenido, agente Dredd. —estrechó la mano del uniformado por el tiempo pertinente, su tono era convenencieramente cortés. La policía, el ejército, la marina, todos debían de estar del lado de sus gobernantes, del lado de la purga, se trataba de un contrato intangible que les convenía a cada cual.

Más allá, a unos pocos metros y entallada en un vestido color vino, había llegado su inusual centinela, enrollada del brazo de Davison. Enhorabuena. El contacto visual con la exótica morena duró apenas una fracción de segundo, justamente lo necesario. Bastiàn tomó un par de copas de la bandeja de uno de los meseros que se dirigía a la zona contigua y extendió una al agente frente a él. —Es un honor recibirle tanto a usted, como a cualquier miembro del departamento de policía. —siempre que no se conviertan en un grano en el culo.

Al llegar al hotel, el tráfico se alentaba, sin embargo la morena espero hasta llegar al lugar y bajar de su auto. Misma entrada que llamó la atención del algunos, en ese momento decidió maldecir a sus acciones pasadas pero sin arrepentimiento.

Suspiro pesadamente y continuo su camino hasta el recibidor, donde se encontró con Bruce Jackson y su tema de todos los días, no estaba en ese humor como para un debate.
Buenas noches... - sonrío con cierta amabilidad fingida, ante sus comentarios- Quisiera no trabajar, pero tengo que ver que todos los preparativos estén en orden...- Y hasta el momento las cosas marchaban como ella lo había establecido, la decoración, la música y el control sobre los invitados, miró el reloj dentro de su tablet, y luego alrededor no veía a Bastián y tampoco tenía intenciones de ser grosera con Jackson.

Y dígame, ¿A que debo tanta introducción al tema de la purga?, Así tan de repente...- pregunto con un tono curioso disfrazando el toque de ironía, siempre estos eventos era para conocer la verdadera naturaleza de las personas.

Una gala con fines benéficos, no es que estuviera demasiado acostumbrado a aquellas fiestas, pero había sido invitado y no iba a rechazar tal ocasión. Y más ahora que estaba lanzando mi carrera. No iba a hacer una donación exorbitada como seguramente hicieran los más ricos. No iba conmigo eso de las falsas apariencias, seguramente más de un pez gordo de allí dentro lo haría por pura imagen. Siempre era mejor visto aquel que más ayudaba, y más tratándose de alguien con dinero. Yo ayudaba con lo que podía y no a niveles tan altos, quizás tampoco tan económicos, pero lo hacía cuando podía. Ya había ido de telonero a conciertos benéficos, de momento no había tenido posibilidad de hacer uno propio, pero poco a poco. Aproveché que la fiesta era en Nueva York para ir a ver a mi familia, comer con ellos y de allí iría al hotel.

Me puse mi mejor traje, salí de casa cogiendo mi propio coche, no me rodeaba de lujos y no iba a hacer ver lo que no era. No tardé demasiado en llegar a la dirección en la que se celebraba el evento. Caminé tranquilamente con las manos en los bolsillos de los pantalones. Empecé a observar toda la decoración y a la gente allí. Unos hablando con otros. Algunos me eran conocidos por su fama y por su renombre, pero no tenía la confianza para acercarme a nadie, sin embargo, iba de un lado para otro en el salón principal. Algunos camareros pasaron por mi lado ofreciéndome de beber o comer, pero no me apetecía nada de aquello.

Escuchó a la mujer sonriéndole, aquello era cierto ese era un lindo vestido que le había costado las gracias, un hombre mucho antes de mudarse a los estados unidos había decidido cerrar su tienda de ropa, ella había asistido como una más de las jóvenes de aquel pueblo y había comprado el vestido con lo que su padre le había mandado aquel tiempo. Se rió como si la mujer hubiese hecho un chiste, el chiste realmente era que en ese entonces ella ocultaba su verdadera forma de ser. Dedicó una reverencia la mujer- Gracias, también luces preciosa –añadió irrumpiendo en los formalismos que aquella noche no le iban.

Caminó con ambas copas hasta su acompañante, sonrió cuando él se giró para mirarla a los ojos, voltio el rostro y se encontró con el único rostro que jamás hubiese deseado ver, al menos con vida; el de su padre. Se acarició la garganta tratando de esconder su incomodidad, ella era una mujer demasiado explosiva como para que él hombre a su lado no se diera cuenta de ello. Sonrió de lado cuando se hizo mención de si se conocían, ella asintió. No podía creer lo que estaba viendo Jacob no se apellidaba Myeers como había fingido todos esos años, era un maldito adinerado que por su incompetencia había permitido que dos hermanos se revolcaran, se rió, nada podía ser más excitante que ello- Si querido, mejor de lo que imaginas –susurró plantando un beso en los labios de su acompañante, necesitaba dejar en claro ante el hombre y las mujeres presentes que aquel rubio era suyo- Ese hombre que ves allí; es mi padre –tomó uno de los mechones de su cabello enrroscándolos con aquella sonrisa casi desquiciada que se formaba en su rostro habitualmente- Jacob, este es Nathan, mi socio y bueno… muchas cosas más –encaró una ceja humedeciéndose los labios mientras sus ojos se deleitaban con cada una de las expresiones del ahora padre de ambos, la consternación en su rostro no tenía comparación.

Una sonrisa sarcástica se dibujo en su rostro y estaba apunto de responder de forma irónicamente, pero sus plegarias fueron respondidas ante ese pequeño accidente. Suspiro en son de alivio era la oportunidad perfecta para esfumarse.

Bruce... si me disculpas...- murmuro sin dirigirle la mirada a él o a la chica que hizo que la champagne salpicará en su vestido nuevo, de nuevo miro el reloj y luego a su alrededor, se encontraba un poco nerviosa.

Pero al mirar al final del salón principal, consiguió relajarse ya que con la mirada localizó a Bastián, sin embargo eso no significaba que debía bajar la guardia. Disculpe, la tardanza... -le dijo a Bastián, fingiendo que lo lamentaba.
Hasta llegar a estar frente a él se percato de lo bien que lucía en ese traje, un leve sonrrojo apareció en su rostro, trato de pensar en otra cosa, para que fuera menos notorio.

Oficial Dreed...- sonrió de forma coqueta- Un gusto verlo por aquí...- continuó con la coquetería, algo tan natural en ella-

Entreabrió los labios para responder, pero entonces se vio interrumpido por la proximidad de Cheryl, que llegó a su encuentro como si contase con la virtud de ser invocada. —Bueno, parece que ya se conocen. —la mirada de Bastiàn pasó del policía a la mujer enfundada en un vestido negro, de tratarse de cualquier otra circunstancia, se habría detenido a detallarle debidamente y como le gustaba, pero no estaba de humor.

—Les dejo, que tenga una buena velada, agente Dredd. —alzó la copa un instante a modo de despedida y pasó a pocos milímetros de la morena. —Mantente donde pueda verte. —susurró por lo bajo, asegurándose de que sólo ella pudiera oírlo.

No, por esa vez no era opcional, en su mente crecía la latente sospecha de que todo aquello del presunto asesinato tenía que ver con Cheryl, no obstante, decirlo a voces no era una opción, ¡se habían atrevido a chantajearle! Iba a encontrar al blasfemo y le iba a hacer pagar por ello.

Y hablando de blasfemia, nunca pensó ver en el mismo cuadro la extravagante belleza de Victoria y la ligera incuria de Ezra, pero vamos, que desde que había ordenado el secuestro de la flamante mujer, habría que imaginarla con una variedad de hombres incalculable, casi podía sentir pena por ella, casi. —Espero estén pasando una noche estupenda. —saludó a ambos al llegar al extremo contrario de la sala de eventos y tomó un sorbo del burbujeante champagne de la copa que aún sostenía. Y que esté cumpliendo con el encargo, «querida» Jeon.