Una noche mas ::PRIVADO:: =Viktor Meyner=

Abro los ojos de repente como si tuviera un mal presentimiento, aun confuso me taño el ojo derecho con la mano y sigo así, sin levantarme con la mirada al techo. La alarma no había sonado, aun faltaba poco mas de media hora para que se activara, dormito dejando mi mente en blanco, no deseo pensar en nada, de repente escucho un ruido en la planta baja eso hace que me levanta paranoico y de inmediato, me coloco la bata y paso mi mano por el mueble donde guardaba mi arma -Estas exagerando- me dije y no la saque de su lugar, salí de mi habitación, bajando con cautela por las escaleras de mi gran casa, escucho el ruido de una tetera y un alivio entra junto a mi respiración, se trataba de Marizza mi hija.

-Que haces despierta tan temprano?- pregunto al entrar a la cocina y sentarme en el desayunador tañandome de nuevo los ojos, bostezo y la miro.

-¿Que paso pequeña?- reconocía esa mirada, ella no estaba bien el día de hoy, me levanto y camino hacia ella para darle un fuerte abrazo, se preparaba un te y pensé que seguramente había tenido esas pesadillas o es que echaba de menos a su madre.

Ella es la buena en esto, en dar consuelo -Todo estará bien-Le susurro cuando le doy un beso en la frente antes de separarme de ella. ¿Como podría yo garantizarle eso a mi hija cuando guardaba un arma en mi habitación? No lo se, supuse que hago lo que cualquier padre haría.

Recojo el periódico que habían dejado en la puerta trasera de entrada a la cocina -Iras hoy al colegio?- pregunte mientras hojeaba la sección de política haciendo unos gestos de inconformidad con la nota amarillista -Me preparas un cafe?- volví a sentarme en el desayunador frente a ella con el periódico sujetándolo con las manos.

Pude pedírselo a la asistenta pero buscaba distraerla antes de decirle que que retomaría sus platicas con el psicólogo que la atendió durante el proceso de separación.

No me sentia bien, aun me sentia un poco mareada por el calor y aparte un poco asustada... como desearia jamas haber estado aquella noche.

Daba tragos lentos al te, sabia tan bien y realmente me recordaba muchas cosas bonitas, por que con tazas de esta pase muchas muchas horas de platicas con Annie. Esa noche marco en mi una etapa que jamas olvidare por que vi como perdia a mi mejor amiga. Me acariciio la trenza y miro el reloj, mi padre despertara pronto y se supone que yo tambien, ya que tengo colegio, aunque no quiero ir, no seria correcto pues ya tengo muchas faltas, por mis dias en el hospital despues de esa purga, el miedo que se creo en mi, y bueno muchos peros que no me dejaban ir a la escuela. Yo sigo con el te, cuando escucho a mi padre llegar, no se que contestar asi que solo me encogo de hombros, venga si se que contestar, pero no quiero contestar.


Ese "pequeña" que me sigue gustando tanto, me hace sentir una niña pequeña de nuevo, una niñita que ama y cuida, me hace sentir bien el oirlo, me hace sentir que todo va a estar bien, le sonrio de lado, lo mejor que puedo, y mas que una sonrisa, es una mueca parecida a una sonrisa tratando de decir que no estoy bien, pero que lo estare. Respondi el abrazo y por un momento me refugio en su pecho, me gusta su temperatura.

Me encogo de hombros cuando pregunta si ire a la escuela, no tengo ganas, pero ya he faltado muchisimo y no me puedo dar el lujo de volver a faltar, respiro hondo y asiento empezandoa a prepararle el café a mi papá, lo sirvo y se lo pongo frente a elk para despues sentarme yo frente a el con mi taza entre mis manos, acariciandola para despues mirarlo, con esa cara de profunda depresion, confusion y miedo que me cargo desde la ultima purga.

─ Espero que te guste - me acomode con las 2 piernas en la silla mirandolo ─ Eh estado teniendo pesadillas otra vez -di un trago a mi taza- es como revivirlo... como si todo pasara de nuevo -me tense, lo senti, me tense toda, las manos, las piernas yo me tense y asenti ─ tengo que ir, ya eh faltado demasiado no puedo faltar mas -me sentia atrapada y mal de nuevo, no queria ir, pero tenia, lo mire de nuevo, de verdad que este hombre me hacia sentir bien y me gustaba verlo, siempre tenia una manera de hacerme sentir bien ─ ¿Tu iras al trabajo?... si tu no vas, yo tampoco -le sonrei picara, una srnisa divertida incitandolo a que el tambien faltara, que nos quedaramos los 2 en casa o salieramos... la cosa es que no era su estilo faltar al trabajo

La escucho y sonrió aun me parece la niña traviesa de cinco años que fingía estar enferme para quedarse en casa y cuando yo llegaba la miraba rodeada de sus muñecos jugando en su habitación, desearía haber conservado su inocencia pero un error lo cambia todo y ahora trataba de recuperar la estabilidad emocional de mi hija.

-Sabes que no puedo faltar- Respondo y tomo sus manos entre las mías para sentir su calor pero las siento frias a pesar que había sostenido con ellas la taza del te.

-Perdóname- siempre le pedía perdón cada que tenia esas pesadillas, me culpo y siempre me culpare por lo que vivió y por lo que pasa en sus sueños desde entonces.

-No vayas al colegio si aun no te sientes lista- le sugiero al soltar sus manos y tomar la taza de te, relamo mis labios sintiendo su sabor, me ha gustado y ella podía notarlo cuando le sonrió al asentar la taza sobre el desayunador.

-Empezaras de nuevo las sesiones con el Dr. Adams tu psicólogo, estoy convencido mas ahora que has soñado mal- toco sus cabellos rojos acariciando tiernamente a mi hija, se que la idea no le gustaría tanto ella quería recuperar su vida normal y no ser siempre la adolescente que acude con psicólogos. Yo no sabia como solucionar sus problemas, no sabia como solucionar muchos problemas que sucedían fuera de la política es por eso que termine divorciado.

Yo iría al trabajo y ella a la escuela al salir el chofer pasaría por ella para su primera sesión pero entonces cayo la lluvia, el destino juntaba a padre e hija porque a ella se le haría tarde para el colegio y yo podía tomarme el día solo que no me gustaba fallar, el trabajo abarcaba mas horas de mi día que mi convivencia con mis hijos -Después de todo pasaremos esa tarde juntos- Le digo a Marizza mostrandome aparentemente renuente pero dentro de mi estaba feliz al igual que ella por quedarnos en casa y cuando pasara esa lluvia salir. -Pero advierto de todas formas iremos con el Dr. Adams- La abrazo y le doy un beso en la frente antes de pararme para que juntos hagamos el desayuno.

A veces incluso el mundo se pone a tu favor para que puedes ser feliz aunque sea por un rato.

Entendia que era demasiado comprometido con su trabajo, que su trabajo siempre habia ocupado mas en su vida que incluso mi hermano, mi mamá y yo juntos, pero eso sin duda no era algo que me molestase, no era algo con lo que yo tenia pleito, de hecho no me importaba, por que sabia que era algo que el amaba, y ¿Quien era yo para quitarle una de sus pasiones?.
Le sonrei y no tenia problema con ello, por que realmente sabia que no era su estilo, el de faltar, por que el era entregado, mas a su trabajo que a su familia, pero muchas personas se entragan mas a una que a otra cosa aunque la otra cosa tenga mas prioridad que la otra, no me importaba, por que siempre pensare que eso lo ayudo para no deprimirse o sentirse mal despues del divorcio. Era extraño pero mis manos seguian frias y era el susto, ya no me era raro estar fria. Le guiñe el ojo para despues bajar la mirada algo entristecida, tenia mucho tiempo sin pasar un rato con el y eso era triste  

El tiempo que habia pasado desde lo de aquel tragico y des-agradable incidente con aquel asesino, habia hecho que mi padre en toda oportunidad habida y por haber me pidiera perdon, no entendia bien a bien el perdon, pero siempre me lo pedia y yo me sentia a veces mal por hacerlo sentir tan mal. Negue y no es que no me sintiera lista, es que las pesadillas me ponian de un humor muy feo y no me daban ganas de salir o de estar con demasiada gente, me encogi de hombros.

─ No es eso, es que... no tengo ganas, pero tranquilo, seguro voy -le guiñe el ojo y segui un poco hundida en mi taza, dando leves tragos a mi te que estaba muy rico.

No estaba muy feliz con la idea de ir de nuevo al piscologo, tuve que ir por que mis padres insistieron cuando se divorciaron, pero ya no queria ir, ya no me sentia comoda, me sentia... demasiado rara ya, despues de lo que habia pasado, de lo que menos queria era hablar de esos sueños, me habia ayudado al principio pero ahoro ya no me sentia tan comoda al ir, por que ya no queria ir. Frunci el seño y los labios mirandolo con una cara de extraña molestia y hasta disgusto, por que la verdad no queria ir, pero no tenia otra opcion, me encogi de hombros tratando de quitarle la mayor importancia al tema.

Despues de que terminasemos nuestras tazas de te, ambos nos disupisimos a tomar una ducha y luego el desayuno para irnos a la escuela y al trabajo respectivamente, aunque no queria, estar en casa todo el dia tampo seria bueno y mas aun por que mi hermano se habia ido un par de dias con mamá, me habia dicho que fuera con ellos, pero no tenia muchas ganas de salir, asi que en teoria pasaria todo el dia sola, por eso fue que me decidi qu seria mejor irme al cole.  Justo cuando tenia la tetrica y maliciosa intencion de irme a mi cuarto a ducharme y empezar mi rutina de arreglo para irme a la escuela, claramente escuchamos como una tormenta azotaba la ciudad, y no crei que fuera impedimento para que el trabajara y yo fuera a la escuela, pero al parecer fue un maravilloso pretexto para mi padre para que nos pudieramos quedar en casa. Sonrei ampliamente al oir que dijo que la pasariamos toda la tarde juntos, asi como el me abrazo yo me abrace a el con fuerza para soltarme y dar un saltito de alegria y mirarlo con ese toque de interes y estupida infantilidad que no sabia como aun podia estar ahi.

─ Genial, podemos ver una pelicula, salir un rato si para la lluvia y  y y antes que todo desayunamos, tambien podemos pedir pizza o comer lo que sea me da igual -lo volvi a abrazar, habia pasado demasiado tiempo antes de que el y yo pudieramos disrutar de una tarde asi, juntos ─ pero primero tenemos que desayunar ¿que vamos a desayunar? -lo mire sonriendo, con esa sonrisa picara, coqueta y sobre todo emocionada.