No Monkey Bussiness ft Nathan P. Rothschilde

Lluvia. A Nathan le gustaba la lluvia, claro que en situaciones corrientes, no cuando precisamente tenía que asistir a una reunión importante en uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad. De todas maneras, las ventajas de ser rico, ya se encontraba ante la puerta del establecimiento habiendo llegado allí con coche. Iba vestido con un impermeable negro y llevaba un paraguas. Uno de sus guardaespaldas había insistido en acompañarlo, pero Nate no tenía ningún interés en ello. Estaba allí para cerrar negocios y establecer alianzas, no creía que llevar matones fuera necesario. Y, de cualquier modo, en uno de los bolsillos interiores del impermeable llevaba una pistola de calibre 45, de tal manera que iba bien armado por si lo necesitaba, aunque dudaba que fuera el caso.
Había llegado hasta allí citado por Cheryl Broodway, asistente de un importante político, Bastiàn Rothstein que, aparentemente, tenía alguna buena multitud de negocios ilegales en la Costa Oeste del país y quería expandirse por estos lares. Obviamente, Nathan no tenía nada en contra de tener "nueva gente en el pueblo", aunque claramente era mejor que llegasen a un acuerdo y a una alianza. Si la competencia de Rothstein o sus demandas probaban convertirse en excesivas, el rubio probaría lo peligroso que podía llegar a ser en Nueva York y por más poderoso políticamente que fuese el otro, no le permitiría poner ni un pie de sus intereses en la ciudad. Conocía a Broodway a través de su mutuo contacto, Gabrielle Caproni y habían coincidido un par de veces. Cheryl le parecía bastante atractiva pero, más allá de pensarlo, no había hecho nada con ella y la había tratado poco.
Cuando entró al restaurante, el maître lo recibió y éste preguntó por la mesa a nombre de Cheryl Broodway. El hombre le indicó el camino y Nathan se dirigió hasta donde estaba ella.
- ¿Señorita Broodway? - inquirió el rubio en su tono grave y serio, para luego dedicarle una sonrisa cuando ella lo miró. - Perdone la tardanza. Con la lluvia el tráfico es un caos. - terminó por quitarse el impermeable y colgar la prenda tras la silla, revelando que debajo llevaba una camisa de seda blanca, que se ajustaba un poco a su formado y musculoso cuerpo. Se sentó frente a la mujer y con una sonrisa le dijo:
- Estuve sopesando la oferta de alianza que el señor Rothstein me ha extendido. Déjeme decirle que estoy sumamente interesado en ello, pero me gustaría saber que es lo que el señor Rothstein tiene para ofrecer en este acuerdo. No pudimos hablar demasiado al respecto cuando acordamos la reunión.- dicho esto se quitó con la mano uno de los mechones de pelo rubio dorado que en un momento amenazaron con cubrir uno de sus ojos verdes.

Una sonrisa se extendió por su rostro, sabía que las cosas no serían fáciles, pero que de alguna manera lograría un acuerdo, que poco a poco se iría ampliando, muchas veces había que empezar con poco para poder obtener la confianza de los aliados.

Río por lo bajo y agacho la mirada por un momento, para después alzarla y dirigirla al rubio- El asunto es sencillo...- tomo aire, seguido de una sonrisa cínica- Necesitamos tener dentro de nuestros contactos a gente especializada en desaparecer a pequeños obstáculos... - explicó con una voz pausada, calmada no había nada que le preocupará en ese momento.

La mesa donde se encontraban estaba algo apartada del resto, para que no se pudiera filtrar ningún tipo de información, misma que valía su peso en oro, para terminar de comprobar las fechorías entre políticos y delincuentes.

En estos casos podemos ofrecer una excelente paga, de acuerdo con las exigencias, también se les proporciona las armas que necesiten y coartadas posibles en caso de necesitarlas... -tomó un sorbo del vino, comenzaba a hacer hambre y es que la hora de la cena estaba próxima- Digamos que apenas estoy creando esta red de relaciones para poder ofrecer más a cambio... -hizo una pausa, tomo su tablet y abrio un par de archivos.

Por el momento ya tenemos tráficante de armas y estamos desarrollando una nueva forma para eliminar personas problemáticas, con un arma que es más segura que una pistola u objeto punzo cortante... -le miro- no sé si te interese saber más del tema o incluso invertir, si haces lo segundo se te brindará un porcentaje seguro del cargamento del mes y de ahí tu harás lo que desees, consumirlo, venderlo etcétera.

Por otra parte... -sus ojos adquirieron ese brillo en particular cuando estaba a punto de realizar una maldad, poco a poco su rostro cambió de seriedad a perversidad- Estoy a punto de llevar una gala de "beneficiencia", para recaudar fondos, materiales, armas y participantes para la próxima purga, esto es en órdenes superiores a mí, espero verlo ahí...- sin más sonrió de oreja a oreja, tomo con suavidad su copa y bebió un poco más de vino.

Parecía que la lluvia no cedería y en ese momento Cheryl se resigno que si terminaba o no temprano esta reunión de igual manera seguiría aquí atrapada, le hizo una seña al mesero para que se acercara, la castaña se disponía a ordenar, pero recordó sus modales.

Nathan... ¿Deseas algo?...- le miró enarcando una ceja, en muchas ocasiones se decía que primero las damas, sin embargo, en este caso se trataba de modales, espero a que ordenará algo y luego fue su turno.

Nathan se quedó observando a la mujer y escuchando atentamente lo que tenía que ofrecerle. Una paga de acuerdo a las demandas y lo que se pedía era de gente que pudiese eliminar obstáculos con eficacia. Sin lugar a dudas, Rothschilde podía proveer de eso. Su imperio criminal en Nueva York constaba de una rama entera dedicada a ese tipo de trabajos. Asesinatos por encargo, mercenarios, etcétera. Se mordió ligeramente el labio inferior como evaluando sus opciones y luego sonrió con amplitud:
- Oh, por supuesto, la oferta es de lo más interesante. Y la paga que demandaría... De momento solo comencemos con algunos miles de dólares o puede que un poco más. A medida que la alianza se afirme y conozca mejor de primera mano lo que el señor Rothstein tiene para ofrecer, me reservo el derecho de pedir más, por supuesto, será recíproco. Pero tendrá a los mejores asesinos a sueldo de Nueva York, eso se lo garantizo.- le guiñó un ojo y luego siguió escuchando sus palabras para después notar lo que ella dijo ¿Una nueva arma más eficaz que una pistola o un objeto punzo-cortante? Debía ser un veneno o alguna especie de nueva droga o algo similar. Fuera lo que fuera, había logrado captar bastante la curiosidad de Nate.
- Una cosa lleva a la otra, señorita Broodway, me interesaría saber más de dicha arma. Y si logra captar lo suficiente mi atención, tendrá por supuesto mi inversión. - la lluvia arreciaba fuera y no parecía querer detenerse. Cuando Cheryl habló de la gala, Nate arqueó una ceja ligeramente para luego observarla. No le gustaban ese tipo de eventos formales ni mucho menos. Le parecían una especie de terrible hipocresía, el ver a tantos cerdos engalanados. - No suelo asistir a ese tipo de eventos.- reconoció para luego agregar: - Sin embargo, le prometo que me lo pensaré.
Por fin llegó el camarero y en ese momento, Cheryl le cedió el turno de pedir, rió un poco y dijo a ella:
- ¿Qué deseo? Bueno, con lo hermosa que es usted, creo que con un poco de estimulación y convicción de su parte, puede entrar a formar parte de mis deseos.- rió levemente y observó al hombre - Quiero un filete de ternera con papas a la francesa, por favor. - cuando el hombre tomó también la orden de Cheryl, terminó alejándose para ir a dar las órdenes pertinentes a la cocina.