Aggressive and cunning Ж Nathan || Flashback

Día de reuniones importantes.
Nathan no era un joven al que le gustasen sobremanera las reuniones formales, rígidas y super estructuradas, pero a veces eran inevitables. Su temperamento era demasiado ardiente, fogoso, agresivo, en especial cuando se irritaba.
Pero tenía que calmar su temperamento. Nathan había aprendido cosas de su padre Jacob y su tío Isaac que trabajaban en la empresa prestamista que habían montado. Aunque se podía dejar llevar por su agresividad y su fuego interno, también era lo suficientemente inteligente como para tomar estrategias racionales pensando en frío y calculando cual máquina todos los costos y beneficios de sus acciones. Después de todo, si eras judío y querías trabajar con dinero, lo que mejor te tenía que funcionar era el lado racional, aparte del lado venal.
Tenía una junta con Gabrielle Caproni, era buena amiga y aliada. Una líder de una de las mayores familias mafiosas en la ciudad de Nueva York. Como era principios de año, debía reunirse con ella para aclarar como se iban a hacer las cosas durante ese año. Generalmente, la banda de Nathan traficaba con la droga, robaba y mataba sin piedad, y soldados y matones de la familia Caproni los acompañaban a cometer esos ilícitos y también ganaban parte de los botines obtenidos. Y los Caproni se beneficiaban cuando querían utilizar a alguno de los muchachos de Nathan (muchachos claramente brutales y sin escrúpulos) para amedrentar a otras familias mafiosas, sin querer ensuciarse demasiado las manos, claro todo esto con buena paga para Rothschilde.
Cuando llegó hasta el edificio donde tenía su oficina Gabrielle, fue hasta la misma y la secretaria lo dejó pasar. Entró en el lugar, con su porte seguro y digno.
- Buenas tardes, Gabrielle. - saludó a la mujer de espaldas que estaba mirando por la ventana. Cuando ella le dirigió su atención, Nate sonrió de costado, con la sonrisa más encantadora y atractiva que habría podido conjurar, se le acercó un poco más y en un gesto galante y pícaro, le tomó de la mano y le besó delicadamente el dorso, riendo luego al separarse.

Animal y caballero, dos caras de la misma moneda. Dos formas en las que Nathan Rothschilde se mostraba ante el mundo. Era un joven malvado, ambicioso, destructivo y bestial, pero también sabía comportarse cuando la situación lo requería. Su padre Jacob siempre había procurado atenuar el lado más salvaje de la personalidad de su hijo, ya sea a través de castigos u otros medios más ortodoxos como educación estricta, sermones morales y cosas por el estilo. Pero todo aquello no había servido de nada. No había cambiado realmente la personalidad del rubio, quizá incluso había agudizado un poco su peligrosidad. Lo que si había logrado esa educación era hacer que Nathan pudiese ocultar sus intenciones y su verdadero yo bajo un manto de formalismo y elegancia siempre que lo consideraba necesario. Generalmente, no le gustaba ser así de hipócrita, pero si tenia que serlo, lo sería y no dudaría en mentir, manipular y engañar a quien fuera necesario con tal de cumplir sus objetivos... Y si todo eso fallaba... Bueno, el verdadero Nathan Rothschilde entraría en acción y quienes lo provocaron habrían deseado no haber nacido jamás, él se habría asegurado de ello.
- No tienes porque alegrarte, Gabrielle, sabes que siempre a disposición de una mujer tan guapa como tú. - le guiñó un ojo para luego tomar asiento frente al escritorio. Si, ella no le había indicado que se sentase, pero Nathan lo hizo igual. No solía tener demasiado en cuenta las normas que referían a la relación anfitrión-invitado, y mucho menos cuando conocía al susodicho anfitrión, o anfitriona como era el caso. Cuando ella le ofreció algo para beber, el joven hizo un asentimiento con la cabeza:
- Si, un whiskey no me vendría mal, gracias.