Adam Harker ID

Adam nunca fue un muchacho abierto. Ya en su infancia era de esa clase de niños que preferían observar a sus compañeros desde un rincón en vez de unirse a sus juegos. Su personalidad resultaba más bien huraña e introvertida, soñadora y meditabunda. Ello le impidió rodearse de amigos durante su juventud, aunque encontró consuelo a la soledad entre las páginas de los libros y los pasillos de los museos. Aprendió así a contemplar la esencia humana, prefiriendo analizar a la sociedad que lo rodeaba antes que interactuar con ella. Sus pautas de actuación son siempre similares: analizar, meditar y actuar. Jamás se precipita, no es impaciente y odia cometer errores, aunque tiende a darle muchas vueltas al mismo asunto.
Receloso de su intimidad, Adam no es demasiado propicio a dejar que los extraños atraviesen el círculo que conforma “su espacio”. Este recelo es potenciado por su personalidad romántica, que lo incita a creer que la humanidad está atrapada en su propia existencia, como un barco que va a la deriva en un mar sin costas.
Por otro lado cabe destacar que es extremadamente independiente, y que permitirá que le corten un brazo antes de reconocer que necesita a alguien a su lado. A veces aprecia la buena compañía, aunque generalmente prefiere la soledad.

Adam fue concebido en el seno de una familia adinerada, de costumbres tradicionales y actitud recta. Creció obteniendo lo que necesitaba, asistiendo a los mejores internados desde que era niño y recibiendo una rica educación a partir de la cual descubrió su amor por la literatura y el arte. Siempre se esforzó para satisfacer las expectativas de sus padres, que esperaban que creciera y se formara para tomar las riendas de la poderosa compañía inglesa que los había llevado a la riqueza. Sin embargo, cuando Adam les comunicó su intención de asistir a la universidad para licenciarse en literatura, su familia discrepó.
El padre de Adam amenazó con retirarle los fondos para su formación si no estudiaba lo que se esperaba de él, y el muchacho, por primera vez en su vida, decidió que era él quien debía tomar sus propias decisiones. Así pues, se marchó de casa y trabajó en lo que pudo para lograr su ansiado título de literatura. La relación con su familia no mejoró; el tiempo terminó de erosionarla y los lazos se desgastaron hasta casi desaparecer por completo. Por ello, Adam no tuvo ningún tipo de dudas a la hora de aceptar un puesto de trabajo en una universidad de Estados Unidos. Empleó sus ahorros para pagarse el viaje y un pequeño apartamento en el que vivir, aunque al pisar suelo americano descubrió que el puesto que le ofrecieron había sido ocupado por otra persona.
Un par de semanas después, sin trabajos ni medios, Adam se encontró con la posibilidad de terminar en la calle. Tanteó la posibilidad de pedirle ayuda a sus padres, pero la descartó por orgullo. Al final, y movido por el ansia de abandonar tan precaria situación, terminó trabajando en una red de narcotráfico. Por desgracia, esta red fue desmantelada al poco tiempo, y Adam fue detenido y condenado a pasar unos meses en prisión, de la que salió hace poco tiempo.

Familia: John Harker, padre. Mary Harker, madre.
OTRAS COSAS:
•Adam tiene un gato al que llama Macbeth en honor a la obra de Shakespeare.
•Gracias a la estricta educación que recibió, Adam sabe tocar múltiples instrumentos (el violín y el piano, por ejemplo), y tiene además conocimientos en esgrima.
•Pese a que lo detesta, es fumador.