Café para uno, mesa para dos [William Hall]

Los viajes en avión suelen dejarme muy agotada y esta vez no fue la excepción...
Al aterrizar no esperé a que me dijeran que podía o no quitarme el cinturón de seguridad, simplemente lo desabroché y tomé el último sorbo de la champaña que había pedido al iniciar el vuelo. Tomé mi abrigo y el equipaje de mano y caminé hacia en frente para que me abrieran la puerta, la excusa de tener fobia a usar baños públicos funcionaba en situaciones extremas así que pude salir primera del avión...
Rechace la limusina que esperaba en la entrada del aeropuerto y preferí tomar mi maleta y caminar por las calles hacia el parque central acompañada solo por el sonido de las ruedas de mi maleta y el tráfico. Debo ser la única persona que disfruta con los sonidos de la ciudad...

Después de caminar un par de cuadras, llegué a un café muy frecuentado que dejaba en pañales a los Starbucks, su nombre no interesa...
Como lo esperaba, estaba repleto y el aroma en el ambiente era una mezcla de café tostado del fuerte, miel de maple y crema batida... típicos allí.
Caminé hacia la caja para hacer mi pedido y tomé el café latte con mi pequeño pastel de limón para ir en busca de una mesa tranquila.

Miré hacia la izquierda, hacia la derecha, y a pesar de que disfrutaba que cada quien en ese lugar esté en su propio mundo, por esta vez hubiera querido encontrar una mesa vacía o atinar con alguien que ya se estuviera marchando, pero lo más cercano era un hombre elegante de pelo oscuro y ojos claros que leía muy atento unos papeles en una mesa para dos al lado del ventanal mas grande.

"No hay mesas, y no me matará preguntar"

Intenté convencerme a mi misma para dejar la timidez a un lado y tomando aire y valentía al mismo tiempo, me acerqué con paso decidido hacia su mesa, bajé la correa de mi maleta y ofrecí una amable sonrisa.

- ¿Te molestaría compartir la mesa? Las demás no estan disponibles... -

Ahora que lo veía de frente, sentía que mi valentía se esfumaba y rápidamente la sustituía un poco de nerviosismo, la mirada de este sujeto era tan profunda que era intimidante... supongo que si me dijera que no, de todos modos me quedaría un par de segundos más frente a el sin articular otra palabra...

Sólo deseaba que hubieran pasado un par de segundos cuando la voz del dueño original de la mesa me despertó de mi trance nervioso, solté una risita silenciosa después de su ultimo comentario y con delicadeza recorrí el asiento para poder tomar mi lugar, apoyé mi cafe y el pastel en la mesa y luego me quité el abrigo para dejarlo colgado en el espaldar de la mesa, y al voltear hice mi mayor esfuerzo para ser cortés y amable con el hombre en frente mío.

Claro... sobre todo debía evitar ser cargosa y un fastidio, comprendía que a muchas personas les gustaba tomar el café en silencio.
Asi que, para evitar cualquier intromisión mientras el utilizaba su teléfono, saqué de mi cartera un ejemplar del NY Times que había tomado a la rápida... comencé a hojearlo hasta llegar a mi sección favorita, la columna de críticas de los ciudadanos, siempre había cosas interesantes escritas allí... Desde una tubería rota que inundó todo un suburbio en Jersey, un bache en el puente de Brooklyn que ya habría costado unos 200 dólares en reparaciones de muelles de autos, etc...

- El New York Times debería darle más cobertura a los ciudadanos y sus quejas... "Gatos no esterilizados le estan quitando su trabajo a los exterminadores de ratones en la Gran Manzana" ¿Gracioso, no? -

Pregunté casualmente con una sonrisa, casi al aire para no obligarlo a responderme, tomando con ambas manos mi vaso de café sin darme cuenta de que parecía una niña pequeña tratando de esconderse detrás del letrero de "Caffe Latte" impreso en el vaso de cartón.