Melissa Louise Rothstein~

Nadie esperaría que detrás de esos ojos azules e inocentes, cuyo reflejo sería capaz de revelar la aparente pureza del alma, de su dulce rostro y delicadas facciones dignas de una muñeca de porcelana se esconde una mente perturbada, cuyos pilares poco a poco se han ido derrumbando y han empujado a aquella tímida e inocente joven a convertirse en lo que todo padre teme para sus hijos: una joven desequilibrada, rebelde y quién está decidida a deleitarse y probar las maravillas que le ofrece el mundo, lo que en algún momento fue algo prohibido e inalcanzable para ella.

Melissa era la típica hija modelo de la que cualquier padre hubiese estado orgulloso. Tímida, recatada y además, sostenía su vida en base a la fe que le inculcó su madre, siendo así una devota católica quien estaba decidida a cumplir los designios de Dios al pie de la letra. Pero el ser introvertida no significó una desventaja en su vida, al contrario, aprendió que los más insignificantes detalles podían resultar ser los más importantes. Su mente analítica le permitió desarrollar una mente brillante, siendo siempre una de las alumnas más destacadas y cumpliendo así con el deber de la hija perfecta.

Pero las circunstancias y golpes en la vida fueron quitándole esa venda y se fue percatando de todo lo que se había perdido al ser aquella niña sumisa y manipulable, cuya vida estaba dedicada enteramente a satisfacer los deseos de sus padres. Fue su hermano quien la ayudó a despertar de aquel letargo, quien encendió la chispa y la impulsó a seguir por el camino que ella decidiese tomar. Lentamente fue adquiriendo la confianza suficiente para dejar de lado a la niña introvertida y así es como decidió que la gente debía conocerla, irse ganado poco a poco aquel lugar que se merecía, siendo el centro de atención si era posible.

Tan astuta y ágil como siempre, Lissa dejó aquel capullo para convertirse así en la hermosa mariposa, pero el precio fue alto. A pesar de sentirse libre, aquella inestabilidad mental amenaza constantemente con derrumbarla, siendo su talón de Aquiles aquella vulnerabilidad que forma parte de ella. Pero ahora tiene la confianza necesaria para enfrentarse al mundo, volcando su sensibilidad hacia el lado artístico, siendo tachada por muchos como excéntrica. A pesar de que demuestra un aparente autocontrol de emociones, hay ocasiones en las que no puede reprimirlo más y resulta explosiva, pensando poco en las consecuencias de sus actos. Tal vez así fue siempre la naturaleza que reprimieron en Lissa, aquella sangre rebelde que corre por sus venas y que por primera vez se encuentra libre de ataduras y no está dispuesta a ser sometida de nuevo, por lo que prefiere ir en contra de la corriente, aventurarse a descubrir cosas nuevas, instaurar nuevos estereotipos.

Son las cirunstancias que vivimos las que nos llevan hasta ese límite prohibido, aquel cuyo simple pensamiento no nos atrevemos si quiera a analizar, que nos aterra gracias al misterio que lo envuelve pero que al mismo tiempo, siempre nos ha atraído. Sólo basta del más mínimo de los impulsos para detonar ese inevitable cambio, ese lado oscuro y desconocido, siendo la vida misma la que nos empuja a explorar todo aquello que por un momento, nos paralizó de miedo. Porque lo desconocido generalmente nos asusta pero es ese rasgo prohibido lo que lo vuelve tentador.

Lissa creció en una familia cuyos ideales eran prácticamente los impuestos por la sociedad: criar a los hijos perfectos, mostrar devoción ante la religión, alcanzar aquel sueño americano de la familia perfecta cuya realidad es una farsa para esconder todos los sucios secretos que se empeñan en esconder. Nadie le preguntó a la pequeña de los Rothstein si ese era el camino que realmente deseaba seguir en la vida. Limitada a cumplir con las expectativas de sus padres, Lissa al igual que su hermano siempre fue una hija ejemplar. Sus notas en el colegio eran la más altas, sus tardes las dedicaba a la lectura y el estudio pero en sus ratos libres, adoraba explotar su creatividad en el lienzo blanco que siempre tenía listo para ella, escondido detrás de las puertas del armario.

Bastiàn representaba toda una figura imponente y admirable para ella. Desde pequeña, siempre adoró a su hermano, colocándolo en un pedestal especial y considerándolo su modelo a seguir, ignorando que no compartían aquel lazo sanguíneo. Pero aquella inocente devoción y amor poco a poco fue tornándose en algo mucho más oscuro. Lissa siempre se mostró insegura, demasiado recatada pero su hermano llegó a cambiar su panorama. Aquel amor infantil se convirtió en un deseo inevitable, el cual era un terrible pecado al cual terminó por sucumbir. Melissa no lo presintió, pero estaba a punto de vivir grandes cambios en su vida.

El primer detonante de la castaña, fue el asesinato de su madre cuando tenía catorce años. Su padre estaba empeñado en que se alejara de Bastiàn, a quién consideraba culpable. A pesar de que nunca creyó semejantes mentiras, Lissa se vio arrastrada a aquella jaula de oro donde su padre la mantenía vigilada todo el tiempo. Fue el amor de Lissa lo que la condujo a mantener la relación con su hermano, a mantener aquella inmaculada imagen que no su padre fue capaz de destruir. La castaña tuvo su primer encuentro sexual con Bastiàn y esta relación continuó durante un año. Un año en el cual la joven prácticamente se obsesionó, sintiendo que de alguna manera su cuerpo y mente le pertenecían a su hermano.

Siguiendo a regañadientes los consejos de su padre, fue que comenzó con los estudios de Administración de Empresas pero estaba harta y se sentía asfixiada ante las exigencias de aquel hombre que decía ser su padre pero que era incapaz de admitir que no conocía realmente los gustos de su hija. Así fue como decidió abandonar la carrera y dedicarse totalmente al arte. Su recatado guardarropa lo intercambio por ropa provocativa y adquirió un nuevo pasatiempo: robar y no por mera necesidad, si no porque de nuevo se adentraba en aquel peligroso juego que despertaba sus ganas de vivir. Así que su vida se divide en exponer su arte en las calles de Los Ángeles y transformarse en aquella ladrona cuando su mente creativa comienza a fallarle, dispuesta a recuperar todo el tiempo desperdiciado al haber estado sometida a los deseos de sus padres y sus mismas creencias.

Familia:
Isadora Rothstein | Madre | T. social | Asesinada.
Maximiliam Rothstein | Padre | Contador público.
Bastiàn Rothstein | Hermano adoptivo | Abogado/Alcalde de Los Ángeles.

OTRAS COSAS:
~Su bisexualidad se debe a que cree que su cuerpo le pertenece únicamente a su hermano, así que prefiere mantener encuentros sexuales con mujeres y de vez en cuando con hombres.
~La religión se convirtió en algo nulo para ella, siendo sus actos de rebeldía una forma de declararse libre de aquellas ataduras celestiales.
~Le apasiona el arte, así que desfoga toda su creatividad y la plasma en coloridas pinturas que vende en las calles de los ángeles ya que se rehúsa a regresar a la universidad.
Sus creencias se vieron alteradas cuando asesinaron a su madre, convenciéndose así que un dios justo y bueno no hubiese sido capaz de permitir semejante atrocidad.
~Cuando roba, siente aquel golpe de adrenalina que tanto le gusta. Trata de no lastimar a la gente, simplemente la asusta para obtener algo que desea aunque realmente no lo necesite. Es un mero acto de rebeldía para escandalizar a su padre.