Secretos [Lyra]

Había estado tres días completos en casa porque me había lastimado el brazo izquierdo y parte de la costilla del mismo lado en una persecución. Odio sentirme inutil fue lo ultimo que le dije a Lyra antes que ella decidiera salir por víveres, bien pude acompañarla como acostumbraba hacerlo o ir solamente yo pero no me lo permitió ademas que necesitaba de un tiempo a solas. Sentía que la cabeza me estallaría en cualquier momento. Revise mi chaqueta y uno de los bolsillos de mis pantalones no tenia nada y entonces recordé que había escondido un poco de polvo en el librero de mi despacho fui de inmediato tropezándome y maldiciendo la cobija que se enredo en mis pies de la recamara de donde salí.

Lo tome con mi mano buena y me dirigí al baño, me mire unos segundos al espejo antes de hacerlo. Se que esta mal, relamí mis labios secos, volvi a mirarme y no me reconocía. Lyra pensó que estaba por darme gripa pero yo sabia lo que era en realidad. No lo pensé mas, esto era lo que me rodeaba de a diario y llevaba meses casi un año consumiendo. Forme un hilo y lo inhale todo, cerrando los los ojos al llevar mi cabeza hacia atrás. Sentí la irritación en mi nariz y me limpie con la misma mano para después no dejar evidencia en el lavabo del baño pues había escuchado  mahullar a Lucifer que indicaba la presencia de Lyra.

Nuevamente por arte de magia mis ojos tenían su brillo y estaba despierto, no me sentía inutil aunque respiraba con dificultad como cuando se tiene gripe. Metí el resto en mi bolsillo del pantalón y hundí mi cabeza en el agua fría de la llave para que Lyra no sospechara -Has conseguido todo?... deja que te ayude- grite desde adentro del baño después de mirarme de nuevo al espejo -Alexander- Repetí mi nombre en voz baja y mi mirada se perdía en frente del sujeto en el espejo como si fuéramos dos personas distintas que vivían dos realidades distintas.

Salí del baño para ayudar a Lyra con los víveres incluso mientras lo hacia jugueteaba con ella, rodeándola entre mis brazos insinuándole tomar una ducha juntos -Vamos linda, necesito salir de casa- había puesto como pretexto el salir juntos a donde ella quisiera por tal de llevármela antes a la ducha o a la cama, el orden no importaba solo se que me sentía muy vivaz, extasiado...

Lyra odiaba ver a su esposo tumbado en la cama sin hacer nada. Todavía más odiaba que el pobre no pudiese moverse por culpa de su trabajo. Le estuvo mirando fijamente desde la mmecedora de enfrente mientras él dormía. Negaba con la cabeza y se tocaba el vientre con cariño, como si aquel gesto pudiese ayudarle a pensar mejor. Finalmente la castaña decidió que había tenido suficiente de estar ahí encerrada. Se puso de pie encaminándose hacia el tocador donde tomó su propio celular, escribió un texto que decía "Supermercado, encuentrame ahí en 10 minutos" una vez enviado borró el mensaje. Tomó su bolso y fue directo hacia la puerta girándose justo en el momento en el que Alex se despertaba.

-Debo ir a comprar algunas cosas que necesitamos..- musitó acercándose a él para sentarse en la orilla de la cama. Tocó su rostro con cariño disimulando con aquel gesto que le tomaba la temperatura -No eres inútil, además necesitas descansar y yo estoy aburrida, necesito caminar un poco o me pondré realmente grande..- se agachó a dejar un beso en sus labios -No tardaré, compraré lo que hace falta en casa y además te haré una cena especial..- sonrió poniéndose de pie. Tomó las llaves del auto y cerrando la puerta se dirigió a su destino.

Una vez que llegó al centro comercial llevó el carrito por los pasillos casualmente. Un hombre se acercó discretamente al estante donde estaba mirando las pastas como si no supiera cuales tomar -Todo está listo- Lyra asintió tomando un paquete de pasta -¿Y los demás?..-preguntó dejando el paquete y tomando otro -Están comunicándose ahora, no te preocupes..- el hombre empujó su carrito un metro más lejos - Tienes que encontrar la manera de contactarnos antes de que llegue el día la castaña rodó los ojos -Por supuesto, ahora largo antes de que alguien te vea hablando conmigo..- aventó al carrito 2 paquetes de la pasta favorita de Alexander, se dió la vuelta y siguió comprando como si nada pasara.

Pagó todo en la caja repartiendo sonrisas a las cajeras que le preguntaban cuanto tiempo tenía de embarazo y si ya sabía el sexo del bebé. Lyra negó haciendo plática con ellas -Debo marcharme, mi esposo me espera en casa..- sacudió la mano deseándoles un buen día. El policía amigo de Masson que siempre se ponía frente al centro comercial, se ofreció a ayudarla a montar las compras al auto -Es usted muy considerado, le diré a Alex que andabas por acá, gracias..- musitó antes de que se pusiera a platicar con ella.

Escuchó a Lucifer antes de meter la llave en la puerta de la casa. Cuando abrió, el minino se empujó en las piernas de la castaña. Lyra se agachó un poco a rascar detrás de sus orejas diciéndole cosas lindas como lo guapo que se estaba poniendo y lo increíble que era llegar a casa para ser recibida por su mascota.

El grito de su esposo la hizo pararse derecha, había tardado subiendo las bolsas menos pesadas al pórtico. Sonrió cuando lo vio salir -¡Lo he conseguido!..-gritó para que pudiera escucharla a través de la puerta dejando las llaves del auto en el perchero especial junto al frigorífico. Incluso había puesto música para ambientar la hora de cocinar -Ummm...- sacó un pote de helado de fresa metiéndose un poco a la boca con una cuchara. Entonces sintió los brazos de Alexander alrededor de ella. Lyra se llevó la mano al pecho -Dios Alex, casi se me sale el bebé por el susto..- sonrió recargándose contra él cada vez que pasaba a su lado y le tocaba -Bueno, pareces más contento..-frunció el ceño mirándolo, se le notaba muy inquieto y alegre -Creo que te hace bien meter la cabeza debajo del grifo, sólo espero que no te vayas a enfermar..- se giró para estar frente a frente con él jalando su camiseta para tenerlo más cerca y poder besarlo.

-¿Quieres que salgamos?...- su risa se volvió divertida -No, tu quieres emocionarme fingiendo que quieres llevarme a algún lugar bonito y siempre terminamos en la cama..- le hizo un puchero -Pero sí me hace falta una ducha..- concordó -Deberías traer las cosas que faltan del auto- le besó una vez más y entonces le empujó -Ve en lo que yo termino de guardar todo.

Mientras ella hablaba yo la mantenía pegada a mi cuerpo, rodeándola con mis brazos y besando su cuello, no quería ponerle atención solo deseaba hacerla mía, tantas veces como el día lo permitiera, traía las mismas ganas de nuestra primera noche juntos después de la boda.-Esta bien-Respondí a la sugerencia de ir por lo que hacia falta hasta su auto, no sin antes darle una nalgada no tan dura a Lyra y reír por eso -Lo siento- me disculpaba juguetón y  a voz baja mientras aun la miraba y sonreía de esa forma soberbia muy de mi. Fui al auto de Lyra y termine por sacar y llevar todo lo que había comprado, note que no era mucho solo eran algunas cosas que no podía cargar debido a su condición -Porque tardaste tanto?-Le pregunte al entrar de nuevo a la cocina y ayudarle acomodar las cosas que había comprado. Normalmente podía ser celoso con Lyra pero no la cuestionaba tan directamente, es decir tenia mis mañas para hacerlo al igual que ella empleaba las suyas conmigo.

-No puedo invitar a mi esposa a salir? sin que pienses que al final te traeré a casa y te haré el amor?- le digo mordiendo un poco mi labio inferior fingiendo inocencia y al mismo tiempo cambiando de tema pues no le daba aun la importancia que tenia, supuse enseguida que se distrajo mirando los productos o haciendo platica a una de las vendedoras, nada que normalmente no hiciera mi esposa.

-Pondré el baño-Dije para poder adelantarme a ella por si algo se me había escapado. Al entrar a la habitación lo primero que hice fue mirar los mensajes del celular y luego tontamente al apagarlo guardarlo en una gaveta junto con el envoltorio de polvo que traía en el pantalón pensando que luego sin que Lyra se diera cuenta lo guardaría regresandolo a su escondite en el librero. Me dirigí entonces al baño después de quitarme la camisa y arrojarla en la cama -Todos modos considera el hecho de salir juntos, realmente deseo salir- Le gritaba desde el baño para que me escuchara. Tocaba el agua de la tina asegurandome que estuviera a la temperatura que le gustaba a Lyra. Cuando la escuchaba complaciente a mis peticiones solo pasaba por mi mente lo idiota que era por ocultarle tantas cosas de mi persona y aun asi tener sospechas de ella, sospechas de algo que ni yo sabia bien de lo que se trataba solo sabia que era como un perro rastreador y comenzaba a picarme la nariz. No parecía ser infiel o simplemente lo habia descartado por su embarazo.

-Esta lista la ducha- le hice saber a Lyra cuando regrese por ella -Vamos... te encantara-
Le tomaba de la mano para que caminara conmigo hasta la tina del baño. Antes que entrara conmigo me detuve un segundo para besarla de frente y colocarle su mano en mi pecho -Eres hermosa y te amo tanto que temo perder la cabeza cualquier dia de estos-Le hice saber como confesión de lo enamorado que estoy de ella. Podía dejarme de sentirme culpable y entonces dejarme llevar por el éxtasis de la droga en mi cuerpo y la pasión que naturalmente ella provocaba en mi.

La cena estaba casi lista, Lyra sólo esperaba que Alex regresara con el resto de las compras para acomodarlas en su lugar. Tomó el helado de una de las bolsas metiéndolo al congelador y todo lo demás en las alacenas. Ni siquiera se quejó por la nalgada, su marido sabía que no debía golpearle, pero aquello era una muestra de cariño, lo hacía sobre todo cuando estaba en el plan juguetón justo como en el que ahora mismo estaba sumergido –La próxima vez que me des una nalgada te daré dos a ti por chistoso..- musitó moviendo la pasta para que se combinara con la crema, apagó la estufa teniendo cuidado de no acerca demasiado su vientre a la lumbre y comenzó con la ensalada que no le llevaría arriba de 10 minutos –Me encontré a uno de tus amigos de la estación, aquel que siempre está afuera del supermercado …- frunció el ceño intentando recordar –No sé su nombre, pero me pidió que te saludara, me ayudó a montar las bolsas en la cajuela..- sonrió divertida – La señora Sherman estaba muy curiosa acerca de si teníamos algo especial para esta noche, por la pasta, ella sabe que te encanta…- le siguió con la mirada mientras él le ayudaba a dejar todo en su lugar –A veces pienso que las cajeras están enamoradas de ti…- se burló  desviando la mirada hacia los labios de Alex admirando la forma en la que los mordía. Lyra deseaba que fueran sus dientes los que torturaran sus labios –Claro que puedes ¿Cuándo dije que no?...- preguntó siguiendo su avance por el pasillo hasta la habitación. Para ser honestos, Lyra adoraba mirar el andar de su esposo, pero sobre todo la forma en cómo se veía su trasero en aquellos jeans ajustados.

-Amm sí, el baño..- sacudió la cabeza completamente ajena a su actitud cuidadosa y sospechosa. Entrecerró los ojos pensando que solamente pocas veces le preparaba el baño, sin embargo, no le tomó mucha importancia, probablemente el hecho de haber sido herido en el trabajo y sentirse inútil lo obligaba a portarse de esa forma con ella. Complaciente y cariñoso, miró su celular una vez más cerciorándose de que no hubiera evidencia de sus juntas secretas y fugaces con los purgadores y entonces lo dejó en su bolso donde siempre estaba. A veces creía que Alex terminaría por dejarla por ocultarle tantas cosas, pero no podía simplemente ir con él y decirle “Mi amor, durante la purga estaré afuera jugando a Freddy Krueger, pero no te preocupes, los purgadores que salen conmigo me cuidarán. Tú puedes seguir con tu trabajo de vigilante”. Definitivamente no podía decirle –Espero que me lleves a un buen lugar…- contestó en voz alta estirando la mano para acariciar a su gato gordo que se encontraba en el respaldo del sofá –Precioso mi gato…-murmuró en voz baja sintiendo el ronronéo en sus dedos –Podríamos ir a comer a un restaurante italiano, el bebé tiene antojo de carne tártara…- sonrió maliciosa. Alex sabía que los antojos los tenía ella, no el bebé.

Tomó su mano dejando que la guiara, había dejado todo listo en la estufa y aunque no sirviera de nada porque le obligaría a llevarla a comer afuera, estaría ahí para su hambre de media noche en la que se paraba como niño a hurtar en el refrigerador -¿Cómo eres tan bueno conmigo?...- le miró dejando la mano en su pecho, pero la otra la subió hasta su mejilla. Le tocaba con ternura con un amor que jamás nadie podría explicar. Sonrió cuando escuchó su confesión –Me gusta tu cabeza en su lugar así que no hables de perderla..- acarició su nuca acercándolo a ella para besarlo
Los dedos de Lyra viajaban por sus costados, sus brazos, su espalda y de regreso –Me haces muy feliz..-replicó a su confesión abriendo los ojos y separándose un momento para soltar los tirantes de su vestido floreado, el cual se deslizó por su cuerpo hasta quedarse en el suelo. La castaña se quedó en lencería tocando su abultado vientre frente a él. En su mirada se podía notar la picardía infantil que teñía su actitud – Tengo antojo de un beso ¿Puedes darme uno?..-preguntó bajando uno de los tirantes de su sostén –Aquí…- señaló su clavícula esperando pacientemente –Y también aquí…- señaló ahora su mandíbula –Me gustaría otro acá…- se tocó los labios para después morder su dedo y chuparlo de forma provocadora pero sin llegar a lo vulgar.

Entre todo lo que me gustaba de mi esposa, destacaban su forma de hablarme, su forma de moverse al estar cerca de mi, esa forma cautelosa y sexy en su andar, con movimientos de mano suaves acompañados de gestos coquetos pero únicos en ella.

-Pensaba en ir a cenar en algun lugar romántico para dos- Trate de concentrarme en responderle pero comenzaba a perderme en su mirada -También podría ser algo mas entretenido como antes - Me refería a la etapa de novios, cuando solíamos salir de noche, de fiesta con amigos o solos; perdernos entra la multitud en la ciudad y llegar hasta el otro día para entonces comernos a besos.

-Quizás no soy bueno y quizás solo es que estoy enamorado de tu persona y de tu belleza Lyra- Respondía a sus palabras y mi concentración se perdió por completo cuando la mire quitarse el vestido frente a mi e indicarme los lugares en ella donde quería mis besos. Camine como hipnotizado hasta ella, relamiendo mis labios sintiendo una sed en mi garganta... sed de deseo por besarla y tenerla entre mis brazos. Bese cada parte suya donde me indico que lo hiciera mientras mi mano se posicionaba sobre su hombro para acariciarlo y continuar con su trabajo retirándole la prenda interior. Boquiabierta la contemple después de morder su labio suavemente en ese ultimo beso que me pidió -Te amo- Susurre loco por ella.

Comencé a recorrer el cuerpo de mi mujer a besos; parti de su mejilla pasando por su cuello, su hombro, bajando cada vez mas mientras mis manos hacían lo mismo pasándolo por sus brazos y descansar en su cintura. Seguí reconociendo su cuerpo con mis labios mientras me hacia con su aroma; seguramente podía reconocer ese aroma de ella aun con los ojos cerrados. Mis manos llegaron a su vientre y yo me baje para besarlo, colocando una rodilla en el piso alzando la mirada para observarla, planto un beso cerca de su ombligo mientras mis manos se cuelan en sus bragas introduciendolas por dentro para bajarlas en paralelo pasándolas por sus caderas y luego sus piernas. -Mi tesoro- digo con voz perversa y maliciosa tal como siempre era cada que ella me mantenía lujurioso excitado, con hambre de poseerla.

Beso su pierna derecha y entonces vuelvo a ponerme de pie sacándome la camisa por encima de la cabeza -Me vuelves loco- Le confieso al pegarme a su mejilla con la mía mientras la abrazo y siento su cuerpo. Me apropio de su cuello en algo entre beso y mordida dejándola que ella me desvista. Entro primero yo a la tina y le doy mi mano como apoyo para ayudarle a entrar conmigo. Me sentía dichoso de tenerla. Estoy muy orgulloso de estar casado con esta mujer a la cual podía hoy besarle la nuca mientras jugaba a echarle espuma.