It's just a Bad Day│Abigail Brooks

No había empezado como un mal día, no, había sido un hermoso día en realidad donde tuvo la ultima rosquilla, tomo un café que no sabía a rayos y apreso a más tipos malos de lo normal, y todos con evidencia indisputable, ya quedaba a cargo del fiscal general que terminara de cerrar el caso en la corte y él tendría un día excelente, de cinco estrellas, imposible de superar.

Hasta que... una llamada asidua llego, era uno de los oficiales a quien había dejado claro de que analizara todas las cámaras de trafico con el buscador de personas para ver si cierta persona no había salido de NY. Cuando el oficial menciono que el buscador había dado con la descripción en una de las cámaras de trafico que estaba puesta en las entradas de Chicago, Sasaki maldijo en voz baja.

Abigail, Abigail Brooks, esa niña. Se tomo del rostro y agradeció al oficial, marco el número del departamento de policía en Chicago, en donde solicito el apoyo del jefe de policía y también de su tecnología para encontrar a "cierta persona" que no debería de haber salido de la ciudad. Una vez terminado los tramites burocráticos para entrar en Chicago, se levanto, tomo su arma y placa. Y fue a su auto, con dirección ahora a Chicago donde esperaba que la policía encontrara por el mismo sistema de búsqueda de personas a donde había ido a parar Abigail. Le daría una reprimenda cuando llegase, aunque no hacía falta, no había cometido ningún crimen aun pero tenía las sospechas de que era una purgadora.

Chicago. Parece que fue ayer cuando me encontraba vagando en estas mismas calles sin objetivo ni meta alguna; sin un "hogar" ni ningún otro lugar al que pudiera llamarle así. En cuestiones obvias, odiaba ese miserable y precario estilo de vida. Hasta prefería y consideraba volver al calvario con el que lidiaba, pero día a día Thomas estaba allí para motivarme a seguir; después de todo, él era lo único que me quedaba de familia y no quería perderle, así que hacía lo que me decía. Tal vez, si hubiera tomado mis propias decisiones, todo sería diferente y él seguiría con vida... vaya estúpida fui.

Ahora lo único que me queda en esta ciudad es Patrick, el yonqui obsesionado con la informática y las conspiraciones gubernamentales. Él es la razón porque la que me juego el pellejo al salir de la ciudad, pero resulta mejor tenerle cerca que lejos. Con él de mi lado, todo estaría bien ¿Quién no lo estaría al tener a alguien que controla las cámaras de la ciudad? Esperaba convencerle de que me ayudara en la próxima purga y, si me salía con mi cometido, en esa noche todo sería pan comido y pasaría con vida al siguiente año. De haberse tratado de otro asunto, no requeriría su ayuda. Bastantes problemas tenía ya el pobre...

A decir verdad, la ciudad no estaba tan mal a comparación de Nueva York. No es que haya mucha diferencia entre ambas, solo que el caos sonoro y el aroma a combustible, o cigarro, se veía disminuido; esto parecía pasar desapercibido entre sus habitantes. Poco me importaba.

Aminoré la marcha y me moví hacia un lado de la calle, observando las idas y vueltas de los automóviles que pasaban por el lugar. Esperaba tomar un taxi hacia el sitio donde me esperaría Patrick y solo me quedaba menos de media hora. Para mi mala suerte, a ninguno de los taxistas parecía importarle mis insistencias y, en cuanto estuve a punto de darme por vencida, alcé la mano al ver como uno de los automóviles amarillentos se acercaba por la derecha. En esta ocasión, el taxi frenó con un chirrido. Agradecí en el interior y avancé hacia él. No obstante, antes de poder abrir la puerta, la voz de "alto" se escuchó a mis espaldas. Ni siquiera me tomé el tiempo de voltear; solo corrí como si de eso se tratase mi vida, mi libertad. Lo único que deseaba era que mis piernas corrieran a mayor velocidad. Temía ser capturada por quien quiera que sea, aunque no era la primera vez que esto sucedía. Lo bueno de estar continuamente en peligro es que, una vez te ves amenazado, no te importa y sabes el sitio exacto para poder escabullirte: las multitudes.

off. heeeereee i am(?) no toqué la pc en todo el día y recién ahora te pude responder. Si notas algo raro(?) es porque lo escribí con el móvil y andaba corta de inspiración uwu
Ciao, Sasaki-kun:afro:

Se canso de andar buscando por las calles esperando verla por Chicago, ahora que tenía el permiso era de su jurisdicción que la llevara de vuelta a NY donde con suerte iba solo a tener que pasar unos días en la cárcel de la comisaria por incumplimiento de la orden dictada por el juez de abandonar la ciudad, golpeo su volante cuando se detuvo en una de las calles por el semáforo rojo, era inútil seguir buscando así, Chicago era demasiado grande para encontrarla de la manera en que la estaba buscando en esos momentos. Sorteo las posibilidades de llamar a alguien de inteligencia para que le ayude, pero no, era su custodia, debía de hacerlo solo.

En lo que el semáforo se colocaba en verde, volvió a avanzar, recibiendo una llamada por la radio del departamento de policía de Chicago, anunciando que la habían encontrado en las intersecciones de la avenida principal, estaba cerca, giro bruscamente su auto para ir en dirección opuesta alcanzando a doblar en una esquina sin sufrir un choque. Las bocinas sonaban fuerte entre los autos por haber hecho una maniobra tan peligrosa. Finalmente llegue a las inmediaciones de donde me indicaron, hable por radio pidiendo que me dieran su ubicación exacta. Le indicaban que la tenían ahora mismo buscando un taxi. Doble en cierta zona y estacione allí fuera del trafico, fui corriendo a pie para poder alcanzarla.

Vi la cabellera castaña de ella a lejos.

- alto! -grite buscando que el taxista me observara, levante mi placa para que obedeciera y supiera que era de la policía, sin embargo ella ni siquiera se giro sino comenzó a correr hacia las multitudes, aumente el paso para ir detrás de ella y poder alcanzarla antes de perderla de vista, en ningún momento se giro y maldije por lo bajo, chocando con cuanta persona iba en sentido contrario, gran día para hacer una persecución a pie.-

Sin embargo era más rápido en la siguiente calle ya solo estaba a un palmo de distancia de ella, solo tenía que estirar el brazo y sujetarla para que se detuviera. Finalmente lo hice y con un movimiento la levante sobre mi hombro como si fuera un saco de papas y camine ahora con la respiración cansada por la maratón que me obligo a hacer. Sabía que no se iría por las buenas y era por eso que ahora la estaba cargando.

- tienes derecho a permanecer en silencio -le hablo con cansancio mientras hacía el camino de regreso-pero hiciste que me esforzara en atraparte, así que.. -la bajo de un movimiento en el suelo, Sasaki le pasaba por una cabeza, necesitaba recuperar el aliento- ...¿como alguien tan pequeña puede correr tan rápido? -dijo quejadose de pronto, con las manos en la cintura aspirando una y otra vez hasta que se tranquilizo- bien, ya conoces la rutina -levanto las esposas para que las vea y anunciando que se las iba a colocar- sabías que no tenías permitido salir de NY

Con la respiración entrecortada, eché una mirada hacia atrás para asegurarme de que estaba a salvo y no fue así. Sasaki. No era la primera vez que lo veía, me había arrestado con anterioridad y no entendía como es que sabía donde estaba. Bien, tal vez no había hecho las cosas de manera correcta al salir de Nueva York, siendo que no me lo tenía permitido ¿Pero es que alguna vez una orden de un juez pudo detenerme? Já, si así fuera, probablemente no saldría de mi domicilio.  

Aquel poli iba detrás de mi como si se tratara de un perro cazador en busca de su presa, y es que, en cierta manera, era así. Me las arreglé para correr cuanto pude, dando todo lo que mis piernas me permitían. Aún así, esto no bastó y terminé siendo atrapada y cargada, de otra manera, como él muy bien sabía, seguiría corriendo y eso es algo que supongo que no quería. Conmigo como costal, comenzó a avanzar sin que pareciera importarle que eramos el centro de atención. Dijo cosas que me resultaron repetitivas, las había oído con anterioridad.

—Sí, sí... lo sé. Evitemos las rutinas, se cuales son mis derechos —mencioné con dificultad, rodando los ojos. Debido a su cansancio, me soltó sin más e hizo que bajara—. Gracias —Acomodé mi aspecto mientras le oía. No tenía intención de escapar, le conocía lo suficiente como para saber que me perseguiría hasta el fin— ¿Es que aún no sabes nada de mí, Sasaki? Soy una sobreviviente y no es la primera vez que decido huír. No es la gran cosa.

Quedé parada frente a él, observándolo. De verdad parecía estar agotado. No lo entiendo, se supone que es un poli, debería estar acostumbrado a las persecuciones; a no ser que los delincuentes que persiga sean tan extrañamente inútiles como para entregarse. Y bien, siempre que resulto estar problemas, el departamento de policía de Nueva York parece no tener otro personal que no sea él.

Se recuperó como pudo y alzó las esposas. Mierda.

—Ehhh... ¿No te parece que es algo apresurado? —pregunté dando unos pasos hacia atrás. Al menos, si tenía pensado llevarme, que omitiera las esposas—. Se que no tuve que salír, lo se... pero algo de seguridad durante la purga no viene mal. Creo que tú más que nadie me debes entender, es una causa justa. —divagué haciendo gestos extraños y moviendo mis manos nerviosamente. Le dediqué una sonrisa deslumbrante.

Debía convencerlo de que al menos, antes de llevarme, me dejara encontrar a Patrick. Obviamente, omitiría los detalles escandalosos y que dieran a entender que era purgadora.

—Debo encontrarme con alguien, no es nada malo, él se encargará de cuidarme durante la purga —comenté esperando que se pusiera en mi lugar. A decir verdad, intentaba victimizarme—. Puedes acompañarme. Solo es eso, luego iré a donde quieras sin necesidad de esposarme. 

Si había una persona en el mundo que podía hacerme inquietar con sus silencios, esa persona era Sasaki.  

A pesar que la había seguido todo el camino desde NY hasta Chicago, movido cielo y tierra para encontrarla, parecía que no se encontraba para nada arrepentida de lo que hacía, se tomo del rostro mientras se masajeaba con dos dedos la cienes. Pidiendo algo más de paciencia, cuando ella retrocedió enarco una ceja curioso de lo que iba a decir para no colocarse las esposas. ¿Lo peor de todo? Estaba comenzando a saber lo que pasaba por esa cabeza suya.

- pues para ser una sobreviviente no piensas que la corte podría dictarte esta vez una sentencia de encarcelamiento por no respetar las órdenes explicitas de no abandonar la ciudad -aunque no era algo demasiado grave, era lo único que tenía Sasaki para continuar investigándola, el rumor de que era una purgadora era lo único que tenía. Pero no había forma de demostrarlo en la corte. Ni tampoco como que le importase probarla, pues lo único que quería de ella era información-

Cuando le explico lo de la seguridad durante la purga quedo mirándole con una ceja levantada, le gustaría saber a donde llevaría esa conversación. Y luego claro, la sonrisa. Suspiró, había pasado demasiado tiempo conociendo personas que mentían mejor que ella, pero algo la hizo salir obligatoriamente a pesar de advertirle en muchas ocasiones que no debía de hacerlo. No se arriesgaría a irse sabiendo que Sasaski no se quedaría de brazos cruzados. Se quedo de brazos cruzados evaluando la situación, si la dejaba ir quizás descubriera algo más, y luego claro de nuevo la llevaría hasta NY, unos tres días en la prisión del departamento creía que sería buen escarmiento para la joven.

- bien, -guardo las esposas- pero antes me explicaras de que va todo -le dijo con los brazos cruzados de nuevo mirándole con ojos serios- y ya te advierto, no me creo toda esa patraña de la protección, eres una superviviente como dices, no necesitas de otros para protegerte a ti misma -de si algo estaba seguro es que ella no necesitaba protección de nadie, se sabía cuidar muy bien y encargarse de sus propios problemas- tal vez con otros que no te conozcan funcione esa carita -le estiro un cachete con los dedos- conmigo tienes que hacer algo un poco mejor -y soltó un suspiro- te acompañare hasta que resuelvas todas las cosas que tengas que hacer aquí, nada de esperar a fuera o algo similar.. -decidió aclararle- ¿a donde tienes que ir?