Exp ─ Nicole H. Karter

No es tan difícil entablar con ella una conversación, un intercambio de frases gentiles y quizás un encuentro más divertido. Pese a que siempre fue selectiva con quién se juntaba y con quienes paseaba, se encuentra como una persona extrovertida sin temor a relacionarse con los demás e intercambiar palabras.

Por eso es también alguien determinada que sabe lo que quiere y lo que no, o al menos siempre lo ha sabido dentro de su zona de confianza. Es sincera cuando se lo piden aunque duela, pero intenta manejar las palabras de la forma más agradable posible, es, quizás, una buena chica.

Rozamos el punto de independencia que se concentra en ella, quiero decir, es independiente y sabe cuidarse perfectamente. Tiene carácter además, pero no ese tipo de carácter que estalla cuando alguien le toca las narices. Ese tipo de carácter que sale cuando intentan robar, asaltar, sabe defenderse y no teme defenderse.

Mantiene siempre su opinión pero no se considera cabezota, sabe reconsiderar las cosas. Menos cuando se trata de un objetivo, si no, mentiría. Respecto a aquellas personas especiales, es cariñosa intentando ser lo más alegre que puede sin forzar su personalidad. Pues ya por naturaleza es bromista. Uno de sus mayores fallos quizá sea que se trata de alguien celoso, aunque intente no actuar en consecuencia.

Aunque obtuvo la nacionalidad española, Nicole se vio obligada a viajar hasta Nueva Orleans, rodeada de la cultura que inundaba la ciudad y desarrollando un cierto gusto por el francés cajún. De padre inglés, de Londres; y de madre española. Nunca se quejó por la familia y el estatus económico que le tocó, pese a casi no tener tantos regalos como los demás niños, ni tantas salidas, ni viajes; en su vida habría ido de vacaciones a algún lugar fuera de América o de los Estados Unidos.

Tampoco pudo quejarse de sus padres, una pareja que brindaba apoyo a su hija y que hubiesen querido darle otro tipo de bienestar y comodidades. Nicole creció rodeada de sus mejores amigos, uno de ellos de cursos superiores pero que había sido su vecino desde que se mudó y era tan solo un bebé, y el otro, un chico de personalidad afable.

Ambos asistían a la misma escuela, y solían salir de vez en cuando por ahí. Hasta que un año, la  Purga, se llevó a uno de ellos. Quedó destrozada por la trágica historia, una historia que formaba parte de otras de miles de personas pero que, en realidad, solo le importaba a muy pocas personas. Ella nunca debió empuñar un arma, y nunca debió de haber matado a nadie. Pero con la rabia y el valor, armada con un rifle y de compañero su único amigo, se dirigió el verano del siguiente año dispuesta a pararle los pies a aquel hombre.

Se quedó en blanco aquella noche. Sus ojos no alcanzaban a entender la situación claridad y esa no era la reacción que se había esperado cuando disparase aquella bala y atravesase el cráneo de aquel asesino. Pensó que se sentiría bien, aliviada, pero allí estaba. Asustada, temblando y observando perpleja la situación. Había matado a un hombre, para muchos, algo simple, para ella, algo mucho más complicado.

Dieciséis años tenía aquella noche. Y nunca más quiso participar en aquel evento que muchos festejaban como si se tratase de una fiesta. Eso traicionó la confianza de aquel chico, el único que la había seguido apoyando y que al parecer también apoyaba tal evento. Fue algo que tampoco logró comprender a duras penas, discutieron y la vida siguió.

Dos años después se encontraría trabajando en una de las cafeterías cercanas al barrio en el que residía, para su suerte; elegante y pequeña. Luchando por un sueldo que mantendría su pequeño piso en Nueva York, pues hizo las maletas y se despidió de sus padres, en busca de algo mejor y buscando cambiar su economía. Para mejor, ¿verdad?

Familia:

James Karter. ─ Padre, apenas mantienen el contacto. Por el trabajo u otros eventos no se ven mucho ni se hablan demasiado, pero al menos por parte de Nic, se quieren.

María H. Díaz. ─ Es su madre, tampoco hablan demasiado pero de vez en cuando se envían algunos regalos. Pese a que su confidente siempre fue padre, también la aprecia mucho.

Otras cosas:

─ Vive con un perro que se llama Jake.

─ Tiene un tatuaje en la muñeca, se lo hizo con diecisiete años y sus padres lo sabían perfectamente.

─ Entre sus aficiones destaca leer cómics y ver películas, además de eso, quiere ir al ejército. O le hubiese gustado.