Calliope Glykos, ID.

Solitaria, tranquila, reservada, distante. Una buena muchacha de buenos modales y agradable con todo aquel que desconozca sus delitos, y que le interese. En general las relaciones sociales las tiene limitadas a herramientas para conseguir algo, el hablar, el ser amable y asertiva son simples extensiones y requerimientos que se les dan bien; es explotadora con todos aquellos que muestren un atisbo de interés y compromiso. Ordenada y meticulosa al punto que pareciera tener una especie de trastorno obsesivo de la personalidad, siendo exigente con la simetría y la belleza de lo predicho.

El matar y la crueldad le provoca un sentimiento de superioridad, alimentando esa necesidad narcisista de ser mejor que el resto. No muestra remordimiento ni piedad por lo que ha hacho,  ni por sus actitudes o futuras decisiones. Con un ego expansivo como si fuese la gran reina, como todos los grandes psicópatas. Adolf Hitler fue el primer pop star, dijo alguna vez David Bowie. Cero grados de empatía afectiva, sin importarle los sentimientos de los demás, pero con excelente empatía cognitiva, siendo capaz de introducirse a la mente de otra persona usando su habilidad para descubrir lo que la otra persona piensa, siente o quiere sólo con observar su conducta; capaz de manipular a los otros a través del engaño. Es inteligente  y se recrea ante todos como un ser funcional, guardando sus intenciones en lo más profundo de su médula. Calliope aprendió a jamás demostrar sus verdaderos sentimientos: a usarlos solamente como un método de obtener algo y de esta forma fue que manipuló también a su padre para que tomara su lado. Pero esto no significa que no quiera comunicar sus sentimientos, ya que la psiquis siempre encuentra alguna forma de expresarse a sí misma. Los asesinatos y los crímenes atroces, a fin de cuentas no son más que los intentos de una psicópata para comunicarse con las personas que le son más cercanas.

Además del tiro al blanco, tiene una gran facilidad con los ordenadores. Colecciona virus, intenta hackear y solía asistía a foros de discusión a los que la policía de investigaciones calificó como fuera de lo estrictamente legal. Tiene una serie de manías, entre ellas la necesidad de jugar y romper cada cosa que llegue a sus manos, como sucede con la comida. Muerde sus uñas y odia que otros le corten el cabello.  Es letrada, teniendo gusto por leer historias de vampiros.

¿Qué puede hacer que un niño sea tan malo o al menos tenga tan poca empatía para que asesine a sus compañeros o a su familia como si fuera el último placer, el máximo juego? ¿Es acaso el resultado del neurodeterminismo o la falta de amor de su madre? Calliope nace en Atenas, Grecia, fruto del apresurado amor entre Theofanis Glykos, un traumatológo,  y Elisa Wolff, una fotógrafa de origen americano.  A raíz de una fuerte depresión post parto, la interacción entre madre e hija no se da hasta pasado unos cuantos meses desde el nacimiento de la niña, y aun allí, en el inicio mismo de las cosas, comienza a ser incómoda y extraña. Calliope muestra un rechazo prácticamente instintivo a su madre, lo que pareciera ser una respuesta al rechazo inicial de parte de ésta. Muchas veces, aunque menos en mujeres, es normal que el amor hacia el hijo no aparezca en el momento mismo del nacimiento, sino que se de un proceso de aprender a amar, situación que en este caso se ve desviada por la naturaleza arisca de la niña (que se mostraría años después) y por lo que significa para Elisa, una artista que ha viajado por el mundo, perder su independencia.

Criada con un padre altamente permisivo, en un ambiente funcional y sin carencias de ningún tipo, desde temprana edad Calliope se muestra como una cría vengativa y manipuladora, aún cuando no habló hasta los cuatro años. Le hicieron pruebas por sospecha de autismo y sordera que se eliminaron a los cinco cuando comienza a hablar perfectamente luego de que deciden mudarse a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Calliope tiempo después demostraría una tendencia clara a ocultar su entendimiento por el solo placer de tener a otros a su servicio.

La relación con su madre solo se hace peor con el correr del tiempo a lo que su padre queda cegado y sin entender las conductas de su mujer que pareciera no querer a su perfecta hija, porque a los ojos de otros Calliope es una niña modelo. Buenas calificaciones, ordenada, agradable, con una gran dedicación a las computadoras y el tiro al blanco. Cuando pequeña, luego de mostrar interés por Robin Hood, le fue regalado un arco y carcaj de flechas, a los cuales nunca soltó. Tenía diez cuando nació su hermana pequeña, siendo producto de un embarazo no planificado. Elisa, quien nunca había perseguido el tener hijos y ni siquiera el matrimonio, quería tener otra oportunidad en relación a la maternidad entendiendo que desde un inicio perdió toda autoridad con su hija mayor. En el comienzo Calliope plantea que no querrá a la niña pero que podría acostumbrarse, y así efectivamente sucede. Es cruel, se burla de ella, le trata mal llegando al punto de asesinar a su conejillo de indias, hecho del que solo se entera la madre al encontrar el cuerpecillo del animal en el fregadero con una herida de flecha.

Un 20 de Abril  dos meses antes que cumpliera dieciséis años, pasó lo que Elisa había estado temiendo desde que tuvo a la niña entre sus brazos. Cargada con un arco profesional, casi cincuenta flechas, bencina y candados de bicicletas, Calliope interrumpe la práctica de baloncesto de sus compañeros en el gimnasio de la Preparatoria Sainth Luke, en New York. Lo había practicado decena de veces y lo venia planeando por más de un año, debía ser en grande. Sin embargo, la función comenzó incluso antes de llegar al colegio. Desde el balcón del segundo piso, mientras veía jugar a su padre y a su hermana, le lanza cuatro flechas a cada uno entre la garganta y el tórax, acabando con ambas vidas de manera casi inmediata. Luego, en el gimnasio, cierra cada una de las salidas antes de enfrentarse a la veintena de personas compuestas por compañeros, porristas y dos profesores. Desde lo alto de las galerías se presentó con un sonrisa antes de empezar a disparar entre los gritos de pánico de las victimas, de los cuales la mayoría murió y unos pocos quedaron con serias heridas y quemaduras, a raíz del incendio que comenzó momentos antes que escuchara a la policía llegar. Con los brazos abiertos y sonrisa petulante, se entregó victoriosa cuando lograron romper los candados.

Calliope Glykos lo había planeado muy bien. El delito fue cometido antes de tener dieciséis, y dado que en aquel tiempo había decidido ir al psiquiatra por su reconocida conducta violenta, fue inimpugnable por supuestas altas dosis de benzodiazepinas y derivada a una correccional para menores hasta que se diera una resolución mayor. Fue capaz de simular delirios por más de dos meses antes de poder "recobrar la conciencia" como tal y defender su inocencia, lo que se dio a la par de la formulación del nuevo gobierno, dándole solo cuatro años en la prisión antes de volver a salir a las calles, encontrándose con el caos necesario como para sentirse cómoda. Hoy en día vive en la casa que alguna vez perteneció a  su familia en NYC, y vive de un pequeño puesto como bibliotecaria en la biblioteca de NY.

Familia: Elisa Wolff, madre.  Único miembro de su familia que quedó viva luego de la masacre del 20 de Abril, porque ella así lo quiso. Le odia, siempre lo ha hecho y el otorgarle la vida es un sufrimiento peor que la muerte. Elisa tiene que cargar con el dolor de ser la madre de un monstruo y con el fantasma de su propia familia. Se visitan, se miran, se esquivan, nadie habla.

OTRAS COSAS: Destruye todo lo que toca. Participa en la purga de manera frecuente, siendo esta su propia luna llena.