The Purge
Que el señor bendiga a los nuevos gobernantes porque dejan que purifiquemos y limpiemos nuestras almas, Dios bendiga a Estados Unidos, una nación renacida.
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Todas las imágenes utilizadas en el diseño fueron extraídas de sitios como Tumblr, Google imágenes y editadas por Zack. La historia estuvo a cargo de Ginevra con la colaboración de Alexander, ésta es una IDEA ORIGINAL adaptada de la película "The purge" Derechos Reservados. Todas las imágenes e historias alojadas son propiedad de los administradores y los usuarios registrados y no se puede hacer uso de ellos sin el consentimiento de los propietarios. Cualquier falta sera notificada a foro activo. The Purge by Gin & Alex is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.
Any Means Necessary -Katherine-
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Any Means Necessary -Katherine-
Sonreía, como pocas veces se le había visto hacerlo sin tener cámaras presentes, después de todo no era para menos ya que finalmente podría poner punto final aquel molesto asunto que le venía mordiendo los talones como uno de esos cachorros incansables que te arruinan un buen traje bajo pretexto de estar jugando; bien esa tarde mataría de una vez por todas al cachorro y le sacaría la información que le faltaba para echar el caso a las profundidades de la máxima oscuridad.
Al bajar del vehículo, en una tranquila zona residencial, se acomodó el nudo de la corbata cepillando las hombreras del traje que llevaba puesto, no toleraba que hubiese una sola mota de polvo o pelusa sobre su ropa implacable, se peinó el cabello y sonrió con mayor intensidad al ver la pulcritud de su apariencia. El joven guardaespaldas que le abrió la puerta le hizo notar que a lo lejos estaba puesta la señal, un pañuelo amarillo que parecía olvidado oculto entre el descuidado césped de una de las casa más próximas, aquello significaba que todos los invitados había llegado ya a la fiesta.
Entró a la casa que en apariencia, al menos en la parte superior de la misma, parecía una casa completamente normal pero si bajabas al sótano te dabas cuenta de que no se trataba de una casa sino de una tapadera para ocultar una pequeña instalación de dos plantas de gruesas paredes de hormigón que impedían que el ruido de afuera o de adentro se colara por las mismas, esto era muy importante por si la supuesta familia que vivía en aquella particular casa tenia visitas.
El complejo contaba con todos los sistemas, agua, luz, gas y demás. Las paredes pintadas de un blanco extremadamente brilloso por la luz que reflejaban de las enormes lámparas que apenas y sobresalían del techo recordaban ligeramente a un hospital sobre todo por el aroma a desinfectante que flotaba en aire. El lugar era monótono y los enormes espejos que correspondían a las paredes de las habitaciones hacían que nadie se sintiera cómodo cuando pasaba por aquellos largos pasillos de la segunda plata. El primer piso era para el personal corriente y el segundo para las visitas.
Edrik apenas y se detuvo en el primer piso, solo lo suficiente para dejar cualquier cosa que pudiera ser ensuciada o peligrosa, sus hombres a diferencia del resto no tenía que pasar por la revisión y apenas y dejaron nota de su llegada. Finalmente llegó a la habitación donde se encontraba sentado en medio de semejante pulcritud su visitante.
Inmediatamente le sonrió con maldad al ver el reconocimiento en sus ojos, no era para menos después de todo aquel hombre era un estupendo detective que había tenido muy mala suerte y él una figura pública. Se acercó lentamente hacia aquel hombre de unos treinta tantos años de edad, ignorando al resto de los presentes— Me orillaste a llegar a estos extremos, por favor si buscas un único culpable bastaría con pensaras en usted señor Anderson— Con el pulgar de acaricio la mejilla antes de abofetearlo. Siempre era desagradable perder buenos elementos sobre todo por una simple idiotez. El crimen de aquel hombre había sido enterarse del proyecto para esterilizar masivamente a la clase pobre y evitar de esa forma que las ratas consumieran los recursos de la gente de bien y si el proyecto salía bien lo usaría para acaba con los gays.
Giró sobre sus talones y le sonrió a la joven morena que tenia enfrente, tomando su mano besándole delicadamente en el dorso de la misma. — Señorita Vólkov, como siempre es un placer verla pese a lo desagradable que resulta necesitar de sus habilidosas manos, como sucede en este caso. Me alegra saber que no ha empezado sin mí— Le guiño un ojo con coquetería dando un paso hacia atrás dejándole el terreno libre para que la joven mostrara su arte.
Al bajar del vehículo, en una tranquila zona residencial, se acomodó el nudo de la corbata cepillando las hombreras del traje que llevaba puesto, no toleraba que hubiese una sola mota de polvo o pelusa sobre su ropa implacable, se peinó el cabello y sonrió con mayor intensidad al ver la pulcritud de su apariencia. El joven guardaespaldas que le abrió la puerta le hizo notar que a lo lejos estaba puesta la señal, un pañuelo amarillo que parecía olvidado oculto entre el descuidado césped de una de las casa más próximas, aquello significaba que todos los invitados había llegado ya a la fiesta.
Entró a la casa que en apariencia, al menos en la parte superior de la misma, parecía una casa completamente normal pero si bajabas al sótano te dabas cuenta de que no se trataba de una casa sino de una tapadera para ocultar una pequeña instalación de dos plantas de gruesas paredes de hormigón que impedían que el ruido de afuera o de adentro se colara por las mismas, esto era muy importante por si la supuesta familia que vivía en aquella particular casa tenia visitas.
El complejo contaba con todos los sistemas, agua, luz, gas y demás. Las paredes pintadas de un blanco extremadamente brilloso por la luz que reflejaban de las enormes lámparas que apenas y sobresalían del techo recordaban ligeramente a un hospital sobre todo por el aroma a desinfectante que flotaba en aire. El lugar era monótono y los enormes espejos que correspondían a las paredes de las habitaciones hacían que nadie se sintiera cómodo cuando pasaba por aquellos largos pasillos de la segunda plata. El primer piso era para el personal corriente y el segundo para las visitas.
Edrik apenas y se detuvo en el primer piso, solo lo suficiente para dejar cualquier cosa que pudiera ser ensuciada o peligrosa, sus hombres a diferencia del resto no tenía que pasar por la revisión y apenas y dejaron nota de su llegada. Finalmente llegó a la habitación donde se encontraba sentado en medio de semejante pulcritud su visitante.
Inmediatamente le sonrió con maldad al ver el reconocimiento en sus ojos, no era para menos después de todo aquel hombre era un estupendo detective que había tenido muy mala suerte y él una figura pública. Se acercó lentamente hacia aquel hombre de unos treinta tantos años de edad, ignorando al resto de los presentes— Me orillaste a llegar a estos extremos, por favor si buscas un único culpable bastaría con pensaras en usted señor Anderson— Con el pulgar de acaricio la mejilla antes de abofetearlo. Siempre era desagradable perder buenos elementos sobre todo por una simple idiotez. El crimen de aquel hombre había sido enterarse del proyecto para esterilizar masivamente a la clase pobre y evitar de esa forma que las ratas consumieran los recursos de la gente de bien y si el proyecto salía bien lo usaría para acaba con los gays.
Giró sobre sus talones y le sonrió a la joven morena que tenia enfrente, tomando su mano besándole delicadamente en el dorso de la misma. — Señorita Vólkov, como siempre es un placer verla pese a lo desagradable que resulta necesitar de sus habilidosas manos, como sucede en este caso. Me alegra saber que no ha empezado sin mí— Le guiño un ojo con coquetería dando un paso hacia atrás dejándole el terreno libre para que la joven mostrara su arte.
Edrik Desch-
Mensajes : 34
Re: Any Means Necessary -Katherine-
Todo el tiempo ser el subconsciente de alguien más era aburrido, por consecuente esperaba ansiosa el salir a flote y tomar posesión de este bien formado cuerpo cada que podía, cada que tenía una oportunidad que me dejara emerger de las profundidades de la mente de este delgado cuerpo y ahora si poder hacer mi voluntad. Kath ( como se hacía llamar mi otra parte, mi ying ) era muy calmada, aun para la familia en la que habíamos crecido, en ocasiones pensaba que toda esa dures y crudeza de lo que vi através de los años solamente recayó obre mi, destruyendo y modificando mis escrúpulos y dejando que mi forma de pensar fuera algo muy diferente, interfiriendo en mi comportamientos y gustos.
Al poco tiempo de que me sintiera bien en esta piel después de varias semanas y que cambiara esa falsa sosa que traía en el momento que tome el control por un pantalón mas bien ajustado y una blusa que rebelaba mi figura pero sin llegar a hacerme parecer vulgar. Mi celular sonó, lo tome dándome cuenta que conocía bien el teléfono, no tenia un nombre que lo identificara, pero las cifras en la pantalla me decían de quien se trataba. Kath siempre era respetuosa al saber que varios teléfonos discados en el celular eran míos. Ambas sabíamos que pertenecíamos a una misma esencia finalmente, simplemente éramos la dualidad, éramos el día y la noche. Un eclipse perfectamente sincronizado. No ignorábamos la vida de una y de la otra, simplemente nos turnábamos el manejo de este cuerpo.
Cuando este teléfono aparecía sabia perfectamente que es lo que tenia que hacer, sonreí de medio lado con la malicia recorriéndome los labios. Había pocas cosas que disfrutara en la vida y el hecho de saber que tendría una de mis favoritas en mis manos me causaba una felicidad que apenas lograba contener en la sonrisa que adornaba mis labios. Sabia perfectamente a donde me tenia que dirigir y que tenia que hacer por lo que llevaría conmigo mi maletín donde tenia instrumentos que me servían para mis pequeños hobbies .
En menos de lo que pensaba ya me encontraba en este lugar, tan pulcro y vacío como era de esperarse, el ambiente era inquietante, claro solo si te parabas a reparar en el. Entrando en la habitación destinada para este asunto miraba al hombre que tenia… la desgracia para el y la fortuna para mi; de conocernos, era un hombre de mediana edad que por la expresión de sus ojos estaba desesperado. Pero esto cambio a temor cuando la persona que me había requerido aquí entro por la puerta. Dejando todo en silencio, su presencia exigía respeto… supongo que eso es algo que van desarrollando con los años en la carrera que él ejercía. Esperaba quieta, callada mientras escuchaba las palabras que le dedicaba al pobre infeliz que dentro de nada sabría su suerte.
Con un ligero asentimiento salude al prestigiado político – El placer es mío, ya habrá otros momentos y circunstancias señor Desch.- mire recorriendo de arriba abajo al hombre que esta noche seri mi victima para volver a mirar al político.- Nunca empezaría, eso es descortesía.- respondí con la voz modulada pero con cierto toque aterciopelado que me definía.
Mire a quien seria mi presa esta noche… claro mi presa no exactamente ya que ni siquiera podría correr. Me gustaba hacerles sufrir y en este caso eso es lo que se necesitaba. Tome el rostro del hombre por el mentón para que me mirara y pase uno de los bisturís que traía conmigo deslizándolo por la piel del brazo derecho desde el codo hasta la muñeca, un corte perfectamente limpio. Enseguida la sangre comenzó a correr y lo mire con una sonrisa – por cada queja que me des o cada cosa que se te pida y te niegues tendrás un bello corte como el que te acabo de dar.- hice el mismo procedimiento por su otro brazo aprovechando el avance que daba con estos cortes para retirar parte de su piel asegurándome de que tuviera el dolor mas elevado posible, pero sin darle la oportunidad de desmayarse. Con los años de practica conocía perfectamente los limites físicos. Mire al hombre sudando y temblando por el dolor que lo embargaba y mire de reojo a Desh que me imaginaba estaba disfrutando de esto pues sabia gustaba de mi trabajo. Me hice un momento hacía atrás limpiando un salpicón de sangre que llenaba mis botas. No lo mataría hasta que el señor Desh me dijera que lo quería muerto o simplemente quererlo agonizar más.
Katherine Vólkov-
Mensajes : 32
Re: Any Means Necessary -Katherine-
Con la confianza ciega de quien ha pasado tanto tiempo amoldando las personalidades y las vidas de los demás a sus propias necesidades, muchas veces se llegaba a considerar más un instructor de bestias que un jefe en realidad, se dejó caer hacia atrás a sabiendas que habría una silla esperando por él y no se equivocó. Uno de los guardaespaldas había actuado presurosamente para evitar un bochornoso accidente.
Los ojos del político brillaron con excitación, le gustaba ver correr la sangre sobre todo la de sus enemigos, se pasó la lengua humedeciéndose los labios. Nadie que lo conociera en cuanto a lo profesional podría reconocer la forma en la que se veía ahora, su rostro se había convertido en una careta que se burlaba de su propia personalidad y de lo que supuestamente representaba el honorable político.
Una de las primeras lecciones que su tío le había impartido era la serenidad ante todo, siempre fue importante para aquel hombre que su sobrino supiera hasta qué punto debía de tirar la cuerda y cuando esta era aún lo suficientemente delgada como para no aguantar el peso al cual le sujetaría o bien cuando era demasiado fuerte. El viejo nazi había aprendido de los errores, tanto propios como los de sus compatriotas, y estaba dispuesto a enmendar aquellos fallos con tal que el nuevo, renacer, como él le llamaba, fuera perfecto a manos de una juventud capaz. Edrik había aprendido muy bien esa lección por lo que esperaría pacientemente a que aquel policía comprendiera la situación en la que se encontraba.
Las dos primeras heridas habían sido un aviso, sumado a la frialdad con la que Katherine le había explicado las normas del juego. Era consiente que pese a las amenazas la mayoría de ellos no se vendía tan rápidamente por lo que era mejor dejar que continuase hasta que el infeliz suplicara por saber qué es lo que había hecho o dicho para encontrarse en semejante situación. Por lo que fijo su mirada en un punto indeterminado que significaba “Prosigue” El juego era el mismo solo que el juguete cambiaba. Ella disfrutaba manchándose las manos, él escuchando los lamentos y sintiendo el intenso olor a sangre quemarle por dentro haciéndole renacer.
El grupo de guardaespaldas se mostraba impávido aunque más de uno había sentido que terminaría en las garras de aquella loca mujer por lo que era mejor no mostrar simpatía alguna por aquellos que se les adelantaron. Ninguno desviaba la vista y ninguno de ellos confiaba que alguno de los otros lo delatara, el gobernador no admitía debilidades y desviar la vista durante los interrogatorios sería considerado una grave falta.
El policía levantó el rostro de forma orgullosa, al menos encararía a su atacante, mordió la cara interna de la mejilla para no soltar algún grito de dolor, al menos no demasiado pronto ya que no quería darles la satisfacción de verlo sufrir. Incluso las lágrimas se secaron en sus ojos antes de asomarse. Le sonrió con prepotencia a la mujer sin volverse o tan si quiera mirar de reojo al gobernador—¿Tan delicada por un poco de sangre? Jamás lo hubiese pensado dado su trabajo ¿Como lo soporta?— Se mofó Anderson con orgullo, sacándole una pequeña sonrisa al político que vaticinaba que aquel miserable policía le entretendría más de lo que había pensado en un inicio. Se arremolino un poco para ponerse más cómodo en la silla y disimuladamente poder enterrar las uñas en algún lugar si el dolor alcanzaba niveles estratosféricos.
Los ojos del político brillaron con excitación, le gustaba ver correr la sangre sobre todo la de sus enemigos, se pasó la lengua humedeciéndose los labios. Nadie que lo conociera en cuanto a lo profesional podría reconocer la forma en la que se veía ahora, su rostro se había convertido en una careta que se burlaba de su propia personalidad y de lo que supuestamente representaba el honorable político.
Una de las primeras lecciones que su tío le había impartido era la serenidad ante todo, siempre fue importante para aquel hombre que su sobrino supiera hasta qué punto debía de tirar la cuerda y cuando esta era aún lo suficientemente delgada como para no aguantar el peso al cual le sujetaría o bien cuando era demasiado fuerte. El viejo nazi había aprendido de los errores, tanto propios como los de sus compatriotas, y estaba dispuesto a enmendar aquellos fallos con tal que el nuevo, renacer, como él le llamaba, fuera perfecto a manos de una juventud capaz. Edrik había aprendido muy bien esa lección por lo que esperaría pacientemente a que aquel policía comprendiera la situación en la que se encontraba.
Las dos primeras heridas habían sido un aviso, sumado a la frialdad con la que Katherine le había explicado las normas del juego. Era consiente que pese a las amenazas la mayoría de ellos no se vendía tan rápidamente por lo que era mejor dejar que continuase hasta que el infeliz suplicara por saber qué es lo que había hecho o dicho para encontrarse en semejante situación. Por lo que fijo su mirada en un punto indeterminado que significaba “Prosigue” El juego era el mismo solo que el juguete cambiaba. Ella disfrutaba manchándose las manos, él escuchando los lamentos y sintiendo el intenso olor a sangre quemarle por dentro haciéndole renacer.
El grupo de guardaespaldas se mostraba impávido aunque más de uno había sentido que terminaría en las garras de aquella loca mujer por lo que era mejor no mostrar simpatía alguna por aquellos que se les adelantaron. Ninguno desviaba la vista y ninguno de ellos confiaba que alguno de los otros lo delatara, el gobernador no admitía debilidades y desviar la vista durante los interrogatorios sería considerado una grave falta.
El policía levantó el rostro de forma orgullosa, al menos encararía a su atacante, mordió la cara interna de la mejilla para no soltar algún grito de dolor, al menos no demasiado pronto ya que no quería darles la satisfacción de verlo sufrir. Incluso las lágrimas se secaron en sus ojos antes de asomarse. Le sonrió con prepotencia a la mujer sin volverse o tan si quiera mirar de reojo al gobernador—¿Tan delicada por un poco de sangre? Jamás lo hubiese pensado dado su trabajo ¿Como lo soporta?— Se mofó Anderson con orgullo, sacándole una pequeña sonrisa al político que vaticinaba que aquel miserable policía le entretendría más de lo que había pensado en un inicio. Se arremolino un poco para ponerse más cómodo en la silla y disimuladamente poder enterrar las uñas en algún lugar si el dolor alcanzaba niveles estratosféricos.
Edrik Desch-
Mensajes : 34
Re: Any Means Necessary -Katherine-
Disfrutaba abiertamente lo que hacía, no había duda. O por lo menos esta parte de mi lo hacia, y prefería no cargar con los pensamientos de remordimiento de Kath, mi otra mitad. Los solía suprimir tomando total dominio ya si se quería arrepentir lloriqueando al día siguiente podría hacerlo, pero no la dejaría que arruinara mi diversión, mi hobby favorito y por supuesto mi trabajo que tanto me encantaba y me dejaba mas dinero que el soso trabajo de vendedora de casa que tenia. No solía decirlo, no tenia ninguna necesidad pero el hacer las veces de cazadora así como también causar dolor me excitaba. Me resultaba sublime el sufrimiento ajeno. Era por eso no dude un segundo en asistir a el trabajo que me había ofrecido aquel silencioso y misterioso político del cual nadie creería que conservara una personalidad tan perversa.
El lugar era bastante espacioso, sumamente cuidado y lleno de trabas si es que no era una persona bien recibida en el lugar. Todo parecía limpio de hecho creaba ese aspecto desolado y clínico que tenían los hospitales, el eco se distribuía de la misma manera que en estos lugares lo cual me daba un poco de risa, sabiendo por supuesto lo que estaba a punto de hacer. Tenia todo el permiso de contonearme por el lugar hasta llegar hasta el cuarto designado para mi arte.
Una vez dentro de este lugar me mire al hombre ahí atado a una de las sillas, le sonreí cínica, claro suponía que podía darse una idea de que hacia ahí a pesar de que no nos conocíamos de nada. No paso mucho tiempo antes de que llegar el anfitrión de todo esto. le salude con una sonrisa, no conocíamos de trabajos anteriores que había dejado en mis manos pero no éramos íntimos por lo que nuestro trato era por así decirlo respetuoso, además de que el era un hombre en toda la extensión de la palabra, claro con sus pequeños defectos… pero esos los tenemos todos.
Finalmente después de quedar claros que es lo que veníamos a hacer me dedique a torturar al hombre en la silla, haciéndole sentir todo el dolor posible y desprendiendo parte de su piel. Esto era fácil para mi, no me costaba trabajo pues sabia perfectamente donde cortar y como para lograr el mayor dolor sin llegar a que se desmayaran. En un trozo de piel se que se desprendió de su brazo gotas de sangre se regaron en mi bota por lo que me la limpie, no me gustaba mancharme de sangre y no permitía que me pasara. Le sonreía mirando como afrontaba la situación, no era el primero que me topaba de esta manera, el típico valiente que no me dejaría ver su debilidad, pero sabia perfectamente que esta existía. Escuche sus palabras y sonreí dibujando una fina línea por su vientre, justo debajo de su ombligo – La tolero como no tienes idea… es solo que me gustan las cosas bien hechas y el derramar sangre es un fallo que no me permitiré, al menos en este momento… ya veremos después.- pase de nuevo la navaja remarcando la línea en su vientre unos cortes mas y sabia lo que sucedería. – Puedes conservar esa sonrisa y esa altivez, a mi no es a quien tienes que convencer. Yo disfruto con tan solo rasgar tu piel.- sonreí cortando uno de los tendones del antebrazo. Me enderece irguiendo mi espalda con el bisturí en mano y mirando a Edrik, esperando disfrutara de toda esta vista.
El lugar era bastante espacioso, sumamente cuidado y lleno de trabas si es que no era una persona bien recibida en el lugar. Todo parecía limpio de hecho creaba ese aspecto desolado y clínico que tenían los hospitales, el eco se distribuía de la misma manera que en estos lugares lo cual me daba un poco de risa, sabiendo por supuesto lo que estaba a punto de hacer. Tenia todo el permiso de contonearme por el lugar hasta llegar hasta el cuarto designado para mi arte.
Una vez dentro de este lugar me mire al hombre ahí atado a una de las sillas, le sonreí cínica, claro suponía que podía darse una idea de que hacia ahí a pesar de que no nos conocíamos de nada. No paso mucho tiempo antes de que llegar el anfitrión de todo esto. le salude con una sonrisa, no conocíamos de trabajos anteriores que había dejado en mis manos pero no éramos íntimos por lo que nuestro trato era por así decirlo respetuoso, además de que el era un hombre en toda la extensión de la palabra, claro con sus pequeños defectos… pero esos los tenemos todos.
Finalmente después de quedar claros que es lo que veníamos a hacer me dedique a torturar al hombre en la silla, haciéndole sentir todo el dolor posible y desprendiendo parte de su piel. Esto era fácil para mi, no me costaba trabajo pues sabia perfectamente donde cortar y como para lograr el mayor dolor sin llegar a que se desmayaran. En un trozo de piel se que se desprendió de su brazo gotas de sangre se regaron en mi bota por lo que me la limpie, no me gustaba mancharme de sangre y no permitía que me pasara. Le sonreía mirando como afrontaba la situación, no era el primero que me topaba de esta manera, el típico valiente que no me dejaría ver su debilidad, pero sabia perfectamente que esta existía. Escuche sus palabras y sonreí dibujando una fina línea por su vientre, justo debajo de su ombligo – La tolero como no tienes idea… es solo que me gustan las cosas bien hechas y el derramar sangre es un fallo que no me permitiré, al menos en este momento… ya veremos después.- pase de nuevo la navaja remarcando la línea en su vientre unos cortes mas y sabia lo que sucedería. – Puedes conservar esa sonrisa y esa altivez, a mi no es a quien tienes que convencer. Yo disfruto con tan solo rasgar tu piel.- sonreí cortando uno de los tendones del antebrazo. Me enderece irguiendo mi espalda con el bisturí en mano y mirando a Edrik, esperando disfrutara de toda esta vista.
Katherine Vólkov-
Mensajes : 32
Re: Any Means Necessary -Katherine-
Sus ojos seguían atentos cada uno de los movimientos de la chica, con las pupilas ligeramente dilatas por la excitación, en cuanto las primeras gotas de sangre brotaron aquel aroma toxico y ferroso le abofeteo con crueldad. Siempre sucedía lo mismo, el olor a sangre no solo era excitante sino que parecía revitalizar cada célula de su cuerpo y hacerla vibrar. Sangre y miedo, una combinación perfecta.
Ladeo suavemente el rostro al escuchar la pequeña muestra de valor de parte de él y la indiferencia que tanto caracterizaba a la asesina. Le agrada la forma en la que se comportaba aunque lo encontrase inapropiado para el día a día, para el político ella era un arma y mientras estuviera en su mano no representaba molestia alguna, sin embargo siempre existía la posibilidad de que aun algún día pasara por sus manos y aquello le incomodaba.
Por el otro lado el policía sonreía de forma forzada, la tibieza de su sangre escurriendo por su piel al menos apaciguaba un poco el dolor al disparar la adrenalina que inundaba en esos momentos todo su cuerpo. La parte más infantil de su ser, la más ilusa y sencilla aún vivía dentro de la negación de buscar la forma de escapar en cambio aquella cínica, realista y morbosa sabía que aunque pudiera llegar a cortar sus amarres y derrotar aquella bruja de entallada figura jamás podría salir vivo de aquella tumba estéril.
—Que diversión tan básica. Pero claro no se puede esperar más que de una mujer simple y poco creativa.— Apretó los hasta que su fuerza se lo permitió, aguantando los primeros cortes con estoicismo. Soltó un grito con el ultimo corte y su cuerpo tembló presa del dolor, sintió una descarga eléctrica recorrerle de pies a cabeza. Como todos los humanos no pudo vencer la tentación de mirar sus heridas, agacho la cabeza viendo como su sangre brotaba lentamente del tajo abierto haciendo que cada respiración se tornara dolorosa.— ¿Esto es todo?
Su respiración se tornó pesada y sacudió los brazos intentando vanamente aflojar sus amarres, si bien sabía que no podría hacer nada para salvarse no reprimía las sensaciones básicas que dominan a cualquier persona en apuros. El deseo de parar la hemorragia y evitar aquella asquerosa sensación que le producía respirar, cada vez que inhalaba sentía como sus intestinos golpeaban contra la herida.
—¿Cuánto durara esto?— Ladeo la cabeza mirando al gobernador con aire sardónico, no se estaba dando por vencido pero si dejaba en claro su molestia, la única forma de defenderse del dolor que le embargaba— Seguramente tendría, el señor, cosas más importantes que hacer, como tirarse a su puta— Señalo con la cabeza a la morena— que sentarse a escuchar mi lamentable coro de quejidos y lamentos— El gobernador sencillamente sonrió y con la mirada le pidió a ella que le hiciera callar.
Ladeo suavemente el rostro al escuchar la pequeña muestra de valor de parte de él y la indiferencia que tanto caracterizaba a la asesina. Le agrada la forma en la que se comportaba aunque lo encontrase inapropiado para el día a día, para el político ella era un arma y mientras estuviera en su mano no representaba molestia alguna, sin embargo siempre existía la posibilidad de que aun algún día pasara por sus manos y aquello le incomodaba.
Por el otro lado el policía sonreía de forma forzada, la tibieza de su sangre escurriendo por su piel al menos apaciguaba un poco el dolor al disparar la adrenalina que inundaba en esos momentos todo su cuerpo. La parte más infantil de su ser, la más ilusa y sencilla aún vivía dentro de la negación de buscar la forma de escapar en cambio aquella cínica, realista y morbosa sabía que aunque pudiera llegar a cortar sus amarres y derrotar aquella bruja de entallada figura jamás podría salir vivo de aquella tumba estéril.
—Que diversión tan básica. Pero claro no se puede esperar más que de una mujer simple y poco creativa.— Apretó los hasta que su fuerza se lo permitió, aguantando los primeros cortes con estoicismo. Soltó un grito con el ultimo corte y su cuerpo tembló presa del dolor, sintió una descarga eléctrica recorrerle de pies a cabeza. Como todos los humanos no pudo vencer la tentación de mirar sus heridas, agacho la cabeza viendo como su sangre brotaba lentamente del tajo abierto haciendo que cada respiración se tornara dolorosa.— ¿Esto es todo?
Su respiración se tornó pesada y sacudió los brazos intentando vanamente aflojar sus amarres, si bien sabía que no podría hacer nada para salvarse no reprimía las sensaciones básicas que dominan a cualquier persona en apuros. El deseo de parar la hemorragia y evitar aquella asquerosa sensación que le producía respirar, cada vez que inhalaba sentía como sus intestinos golpeaban contra la herida.
—¿Cuánto durara esto?— Ladeo la cabeza mirando al gobernador con aire sardónico, no se estaba dando por vencido pero si dejaba en claro su molestia, la única forma de defenderse del dolor que le embargaba— Seguramente tendría, el señor, cosas más importantes que hacer, como tirarse a su puta— Señalo con la cabeza a la morena— que sentarse a escuchar mi lamentable coro de quejidos y lamentos— El gobernador sencillamente sonrió y con la mirada le pidió a ella que le hiciera callar.
Edrik Desch-
Mensajes : 34
Re: Any Means Necessary -Katherine-
Estaba acostumbrada a este tipo de trabajos, desde que tenia una conciencia mas abierta y menos infantil recordaba enfrentarse a este tipo de cosas, así que el policía era solamente un agregado a su lista, uno mas dentro de muchos que habían pasado por sus manos sufriendo y rodando por sus vidas, claro había de todo en la villa del señor, desde aquellos que lanzaban gritos despavoridos de dolor y miedo hasta los hombres como este policía el cual no se rendía y parecía que soportaría hasta el final, por mi no había problema disfrutaba tanto al que clamaba por su vida como el que se imponía.
De cualquier manera la paga ya estaba depositada en mi cuenta, así que lo mío era finalmente acabar con este hombres, claro, después de haberle torturado lo suficiente y sacado la información deseada por el político sentado a espaldas de mi, mientras jugaba con maestría el bisturí en mis manos.
El policía parecía que tenia cuerda para tanto, muy a pesar de el tono de sus palabras se encontraba disminuido y jadeante supongo como respuesta a suprimir el dolor que le invadía el cuerpo. No podía evitar soltar una risita cínica con los comentarios que le espetaba el uniformado. Se encogía de hombros – en la simpleza se dan las grades cosas.- me deleite cuando escuche el primer grito de dolor, la piel se me enchinaba de éxtasis al saber que mis manos habían sido las provocadoras del alarido del dolor. Hice un sonido con mis labios negando – No, claro que no, te daré todo lo que te mereces y necesitas – las palabras salían calmas de mis labios, tal cual si estuviera en un día de campo preparando un emparedado.
Hasta el momento las heridas eran mortales pero asegurándose de que la posible muerte llegara de la manera mas lenta posible, la cuestión aquí era la tortura, la delicia de sentir la suplica y el dolor ajeno, pues si lo que buscara fuera la muerte un simple disparo entre ceja y ceja y todo estará listo.
Mordí mi labio jugando con el bisturí entre mis dedos – lo necesario… ¿por que? ¿Quieres que ya paremos acaso? – el juego comenzaba a ponerse aburrido, deseaba ponerle fin a las torturas y arrancarle un ultimo grito. Alce las cejas en gesto simple cuando escuche al gobernador asestándole un golpe duro y preciso en la quijada al policía para después tomarlo por el mentón apretándolo – puedes tener por seguro que me encargare de arrancarte la lengua o puede ser que disfrute mas destrozarte la garganta.- pase por su cuello la navaja sacando un poco de sangre. Ya solo esperaba que el gobernador dijera las palabras que le dijeran en que momento arrancarle la vida.
Katherine Vólkov-
Mensajes : 32
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Miér Oct 21, 2015 1:34 am por Alexander Masson
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Dom Dic 14, 2014 2:30 am por Invitado
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Mar Dic 09, 2014 8:54 pm por Invitado
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Sáb Nov 22, 2014 3:14 am por Invitado
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Jue Nov 20, 2014 2:26 pm por Invitado
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Miér Nov 19, 2014 12:12 pm por Bartholomew Cubbins
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Miér Nov 19, 2014 6:03 am por Invitado